Versos escritos en la noche del dos de mayo
de Clemente Althaus


¡Oh entusiasmo sagrado!
Padre ardiente de mártires y fuertes,
que a los guerreros invencibles haces:
de provocar y padecer mil muertes
los pechos que te sienten son capaces;
del número te ríes,
y en héroe al pusilánime conviertes.
¡Eres licor divino
con que el humano espíritu embriagado
se llena de un glorioso desatino,
de una sublime celestial locura:
por ti los riesgos de la lid no cura,
y magnánimo olvida
que en frágil cuerpo mora,
sujeto al rasgo de mortal herida;
desafiando la lluvia atronadora
de ardientes proyectiles,
cual si le fuera invulnerable veste
el duro cuerpo del tremendo Aquiles
o de impasible lidiador celeste!
Para aquel que, en defensa de sus lares,
en bélico ardimiento se entusiasma,
víctima de la patria en los altares,
no, no es la Muerte el hórrido fantasma
que ve en su lecho el infeliz doliente;
no es esa reina de terror y saña,
de huecos ojos, de amarilla frente,
y mano, armada de voraz guadaña:
es alada doncella,
de faz resplandeciente,
como el semblante de la Gloria bella:
es celestial esposa
que a placeres eternos nos convida,
mil veces más hermosa
y más dulce y risueña que la Vida.
¡Bien en tan fiero desigual combate
lo probasteis, ilustres campeones
del honor de la patria y sus derechos,
que a la muerte opusisteis vuestros pechos
y caísteis al pie de los cañones!
¡Y tú, Gálvez heroico,
de Libertad amante inmaculado,
que en tan alta encumbrada jerarquía
pereciste lidiando cual soldado!
No la patria en tu losa
derrame vulgar llanto,
que a vida tan gloriosa
un tan glorioso fin correspondía:
eterno tema de sublime canto
serás a la peruana poesía;
su más insigne página y más clara
a tu nombre dará la patria Historia,
y ya un himno mi Musa te prepara,
digno quizá de tu divina gloria.
¡Oh tú, del quinto mes día segundo,
si al altivo contrario
eras grande glorioso aniversario,
selo también de hoy más a todo un mundo!
El Español te empaña,
torpe eligiendo de tu sol el rayo
para que alumbre tan inicua hazaña:
mas, cual brillante ensayo
de cuanto hacer aguarda contra España,
el Perú tiene ya su Dos de Mayo.
Que esta lucha no es lucha pasajera,
que se decide en única pelea,
que a una generación tan sólo alcanza;
esta es lucha inmortal: quien de paz hable
por cobarde y traidor tenido sea;
odio irreconciliable,
ira, rencor, venganza,
como preciosa herencia
de América los hijos legaremos
a nuestra más remota descendencia...


Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)