​Vera Violeta​ de Pedro Bonifacio Palacios


En pos de su nivel se lanza el río 
por el gran desnivel de los breñales; 
el aire es vendaval, y hay vendavales 
por la ley del no fin, del no vacío; 


la más hermosa espiga del estío 
no sueña con el pan en los trigales; 
el más dulce panal de los panales 
no declaró jamás: yo no soy mío. 


Y el sol, el padre sol, el raudo foco 
que lo fomenta todo en la Natura, 
por fecundar los polos no se apura, 
ni se desvía un ápice tampoco: 

¡Todo lo alcanzarás, solemne loco, 
siempre que lo permita tu estatura!