Venus burlada
Vio Venus en la alfombra de esmeralda de un prado a mi adorado bien dormido, y engañada, creyendo ser Cupido, alegremente le acogió en su falda. La frente le ciñó de una guirnalda y por hacer terrible su descuido, puso en sus manos un arpón bruñido y la aljaba le cuelga de la espalda. ¡Hijo!, le iba a decir, mas despertando mi Silvia le responde con enojos, la aljaba y el arpón de sí arrojando: «¡Toma, madre engañosa, esos despojos, porque me son inútiles, estando sin ellos hechos a vencer mis ojos!»