Unos me aconsejan
de Vicenta Castro Cambón

Unos me aconsejan que vista de negro...
Otros que no elija tal color jamás...
-"De negro pareces enferma y tan grave
que vas inspirando recelo y piedad".
-"Nunca te vistieras de claro si vieses:
¡los colores claros te cuadran tan mal...!"
Y ante tan opuestas opiniones, pienso:
Razón tienen todos y en todo hay verdad.


Con mi triste aspecto, de negro, me veo
personificando a la Calamidad;
tan fea y, de claro, a mis años, no es raro
me tilden de cursi o de algo más.
Mal quedo de obscuro, mal estoy de claro,
¿cuál de estos dos males el menor será?...

¡Ah, si yo pudiera! ¿Sabes de qué modo
me rebelaría contra tanto mal?...
Vestida de blanco, sí, de blanco he dicho,
recorriera un día toda la ciudad,
llevando en el brazo manojos de flores
y ensayando el canto que temí ensayar.
Y al que en carcajada burlona o palabras
un concepto erróneo diera a adivinar
dándole la rosa mejor de mi ramo,
la rosa encendida de mi Caridad,
"Esta flor es tuya, hermano, -le dijera-
algún día blanca me la volverás".
Sé que comentando mi conducta, fuera
mucha la malicia, grande la piedad,
pero yo volviérame a casa contenta
y entonando el canto que hoy temo entonar.

Eso haría, ¿sabes? Y ahora pregunto:
¿Por qué si lo claro me cuadra tan mal,
la vida me vuelve blancos los cabellos?
Observa esta rueca, ¿ves aquel telar?
Con ellos labora Dolor blanca tela
que en el agua amarga de su manantial
deben cada día lavarla mis ojos
para que más blanca sea, mucho más.
Y para vestido mío es esa tela,
y para vestido de fiesta, verás.
Cuando en aquel día con él me engalane
si mal me encuadrare nadie lo dirá;
antes, vendrán todos a ofrecerme rosas,
¡rosas!, rosas blancas, símbolo de paz.
De ese bien que en vano mendigué en la vida
y que en vida nadie me lo quiso dar.