Unos machos y unos ladrones
Dos acémilas cargadas con sus tercios iban caminando: una llevaba los talegos del dinero público; la otra costales llenos de cebada. La primera iba soberbia con su carga, erguido el pescuezo, y haciendo mucho ruido con la campanilla: seguíala su compañera á paso lento y sosegado. De improviso salen corriendo de sus guaridas unos ladrones, y durante la refriega, hieren malamente á la acémila, roban el dinero, y dejan la cebada de poco precio. Pues como la acémila despojada llorase su desveutura, dijo la otra: en verdad que me alegro de haber sido despreciada, porque así nada he perdido, ni salido herida.
De aquí se infiere que la pobreza camina segura, y las grandes riquesas expuestes á los peligros.
Fiscos. Eran una especie de cestas, segun unos, de junco; segun otros, de esparto; y algunos juzgan, que de cáñamo.
Inter cædem. La refriega fue entre los ladrones, y los que convoyaban el dinero.
Trucidant. Varios ejemplares tienen trusitant, para que conste el verso; pero trusitâre es ya verbo anticuado.