Un alto y generoso pensamiento
Un alto y generoso pensamiento, inspiración del cielo soberano, me puso la áurea cítara en la mano para cantar el dulce mal que siento. Y fue tan grato mi sonoro acento, que la ancha vega, el apacible llano y el cavernoso monte carpetano mostraron compasión de mi tormento. Turbose el río de cerúleo manto, oculto entre los álamos sombríos, al ver su cisne lamentarse tanto. Moviéronse los brutos más impíos y los ásperos troncos a mi llanto; y no la que causó los males míos.