LXIX
LXXI

Poema LXX

Todos sonríen del desgaire con que voy-
me a fondo, celular de comer bien y bien be-
ber.

Los soles andan sin yantar? O hay quien
les da granos como a pajarillos? Francamente,
yo no sé de esto casi nada.

Oh piedra, almohada bienfaciente al fin. Amémonos
los vivos a los vivos, que a las buenas cosas muertas
será después. Cuánto tenemos que quererlas
y estrecharlas, cuánto. Amemos las actuali-
dades, que siempre no estaremos como estamos.
Que interinos Barrancos no hay en los esenciales
cementerios.

El portero va en el alfar, a pico. La jornada nos
da en el cogollo, con su docena de escaleras, escala-
das, en horizontizante frustración de pies, por pávi-
das sandalias vacantes.

Y temblamos avanzar el paso, que no sabemos si
damos con el péndulo, o ya lo hemos cruzado.