Toda una vida
CXXIV
TODA UNA VIDA
Una mañana del florido Mayo
abrió sus alas húmedas de sueño
y del naciente sol al tibio rayo
al aire se entregó. Sobre el risueño
haz del natal arroyo hizo el ensayo
primero de sus alas. Del empeño
segura ya, voló. Breve desmayo
posar le hizo en el pétalo sedeño
de un agabanzo. Y empezó el derroche
de su efímera vida en loco brillo
de vuelos faltos de intención alguna,
para morir, sin conocer la noche,
abatida por piedra de un chiquillo,
de las nativas aguas en la cuna.
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