Tened piedad de mí, que muero ausente

​Tened piedad de mí, que muero ausente​ de Lope de Vega
Soneto 45
   Tened piedad de mí, que muero ausente, 
hermosas ninfas deste blando río;
que bien os lo merece el llanto mío,
con que suelo aumentar vuestra corriente.

   Saca la coronada y blanca frente,
Tormes famoso, a ver mi desvarío,
así jamás te mengüe el seco estío,
y esta montaña tu cristal aumente.

   Mas, ¿qué importa que el llanto mío recibas, 
si no vas a morir al Tajo, adonde
mis penas pueda ver la causa de ellas?

   Tus ninfas en tus ondas fugitivas
y tu cabeza coronada esconde:
que basta que me escuchen las estrellas.