Tan hijos naturales de Fortuna
Tan hijos naturales de Fortuna son la desigualdad y el desconcierto, que jamás permitió llegase a puerto virtud muy rara ni bondad ninguna; y si ésta ha de temer en parte alguna de mostrar disfavor tan descubierto, que en vos lo temerá tengo por cierto, aunque siempre a lo bueno es importuna. Las virtudes en voz son principales y, a su despecho, vemos que han sacado de su poder y mando vuestra suerte. Lo menos son los bienes temporales, pues la desigualdad de todo estado al fin viene a igualarse con la muerte.