Rindamos homenaje a la Perfección de la Sabiduría,
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la Adorable, la Sagrada!
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Avalokitesvara, el Sagrado Señor y Bodhisattva,
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se internó en el profundo curso de la Sabiduría
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que todo lo trasciende.
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Mirando hacia abajo, desde lo alto,
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sólo contempló cinco agregados,
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y vio que, en sí mismos,
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estaban vacíos.
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Aquí, ¡Oh! Sariputra, la forma es vacío
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y el vacío mismo es forma;
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el vacío no se diferencia de la forma,
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la forma no se diferencia del vacío;
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todo lo que es forma, es vacío;
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todo lo que es vacío, es forma;
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lo mismo es aplicable a los sentimientos,
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a las percepciones, a los impulsos y a la consciencia.
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Aquí, ¡Oh! Sariputra,
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todos los dharmas se caracterizan por el vacío;
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ni son producidos, ni detenidos,
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ni están mancillados, ni son inmaculados,
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ni son deficientes, ni completos.
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Por lo tanto, ¡Oh! Sariputra,
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en el vacío no hay forma,
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ni sensación, ni percepción,
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ni impulso, ni consciencia;
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ni ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente;
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ni formas, ni sonidos, ni olores, ni sabores, ni cosas tangibles, ni objetos de la mente,
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ni elementos del órgano visual,
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y así sucesivamente
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hasta que llegamos
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a la ausencia de todo elemento de consciencia mental.
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No hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia,
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y así sucesivamente,
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hasta que llegamos a la no existencia de decadencia ni muerte,
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ni extinción de la decadencia ni de la muerte.
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No hay sufrimiento, ni origen, ni cesación, ni camino;
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no hay cognición, ni logro, ni no-logro.
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Por lo tanto, ¡Oh! Sariputra,
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el Bodhisattva,
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a causa de su estado de no persecución de logros,
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y habiéndose confiado a la perfección de la sabiduría,
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vive sin pensamientos que lo envuelvan.
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Al no estar envuelto en pensamientos,
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nada le hace temblar,
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y superando toda preocupación,
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alcanza al fin el Nirvana.
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Todos los que aparecen como Budas
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en los tres períodos del tiempo,
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despiertan por completo a la excelsa,
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verdadera y perfecta Iluminación
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porque se han confiado a la perfección de la Sabiduría.
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Por lo tanto, uno debería reconocer al prajnaparamita como el gran sortilegio,
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la quintaesencia de la gran Sabiduría,
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el sortilegio supremo, el sortilegio inigualable
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que alivia todo sufrimiento, en verdad—
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porque ¿qué podría ir mal?
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Este sortilegio procede de la perfección de la sabiduría,
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y dice así:
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Se fue, se fue, se fue más allá;
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se fue, trascendiéndolo por completo.
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GATÉ, GATÉ, PARAGATÉ, PARAMASAMGATÉ,
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