Sueños (Reina)
Cuando me encuentro solo, y los aromas
del oriental dorado pebetero
con sus olas azules me rodean,
jinete en el bridón del pensamiento
vuelo al mundo divino y misterioso
de las hadas, los gnomos y los genios,
a ese gigante mundo del poeta
de fantásticos seres gran imperio.
¡Oh! Cómo me deleitan esos cuadros
que en mis profundas abstracciones veo,
llenos de luz, de vida y poesía,
panoramas brillantes de los sueños...
........................................
........................................
Esas huríes de excitantes formas
en brazos de sultanes y guerreros;
esas vírgenes de ojos de esmeralda,
de túnica impalpable y níveo seno;
esos nobles, al cinto la tizona
y la pluma flotante en el chambergo;
esas náyades de alas diamantinas,
en cuya frente se refleja el cielo;
aquellos combatientes que en las sombras
cruzan desesperados los aceros;
esas diosas de lujo y los placeres,
con vestidos de raso y terciopelo,
la copa del licor llevando al labio,
mientras un trovador les da mil besos;
esos palacios de coral y perlas,
nidos de las ondinas; ese ejército
de sátiros y ninfas bulliciosas;
esos corceles de la crin de fuego;
aquel lago azulado y transparente,
cuyas ondas tranquilas riza el céfiro,
y aquel esquife de oro que conduce
a dos amantes en coloquio tierno;
esos ángeles de ojos de zafiro;
esos piratas de iracundo ceño;
esos genios de luz, esos espíritus
que pueblan los espacios y los cielos...
........................................
Todas esas creaciones del artista
cuando cierro los párpados contemplo,
y es que, sin duda, el mundo de esos seres,
ese gigante mundo, es mi cerebro.