Sueño de un malvado

Sueño de un malvado
de Clemente Althaus


Durmiose; y al profundo abismo luego
le parece que baja despeñado,
donde castiga inextinguible fuego
a cuantos mueren en mortal pecado,
y donde son las penas tan atroces,
que las mayores penas terrenales
son ilusiones y parecen goces
junto a aquellos tormentos inmortales.
Él, a quien enseñó Filosofía
que mueren alma y cuerpo juntamente,
él, que del fuego eterno se reía,
ya, ya se mira en la ciudad doliente.
¡Ay! ¡qué voces extrañas! ¡ay! ¡qué lloro
desesperado hiere sus oídos!
¡Ay! ¡qué confuso ensordeciente coro
de gritos, de blasfemias y gemidos!
De hirsuta cola y retorcido cuerno,
ya lo circunda enjambre numeroso
de los feos señores del Infierno,
más feroces que toros en el coso.
Prueba de ellos a huir; y a cualquier lado
un furioso demonio ve delante;
crudos hieren su cuerpo desdichado
con saetas de fuego penetrante,
cuyo incendio con tal viveza siente,
que súbito del sueño se recuerda,
dando por el terror diente con diente,
temblando todo cual vibrada cuerda.


(1858)


Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)