Soneto segundo del caballero

Soneto segundo del caballero
de Vicente García de la Huerta


 Ponderarte el ardor, que violento   
 por mi abrasado pecho se derrama,   
 no es empeñarte, Fili, en que a su llama   
 ni tus desprecios sirvan de alimento.   
 

 Sin esperanzas mi pasión aliento,  
 que con los imposibles más se inflama;   
 advierte, Fili, bien si nadie llama   
 en el mundo ambición lo que es tormento.   
 

 Y aunque mi amor confieso que es altivo,   
 pues blasona en la tierra sin segundo,  
 por milagro de la naturaleza,   
 

 ser tu esclavo es blasón más excesivo;   
 mira, mi bien, si quien te diera el mundo   
 pensará esclavizar a tu belleza.