Soneto último
El débil cuerpo agonizando lento, el alma fuerte y la razón segura oigo cavar mi humilde sepultura, término y fin a tanto sufrimiento. Ya de la muerte las caricias siento, su beso frío, su mirada dura, se desmorona la materia impura al soplo helado de su helado aliento. Cansado de luchar sin esperanza, sin fin, sin ilusión, mi estéril vida juguete vano de la aciaga suerte paso tras paso hacia su fin avanza. ¿A qué más retardar esta partida? Si al cabo has de venir, ven pronto, muerte.