Soneto-dedicatoria
A ti, de ingenio y luz raudal hirviente, De las helenas Gracias compañera, De mis cantos daré la flor primera: Gane hermosura al adornar tu frente. No de otro modo en bosque floreciente Rudo y sin desbastar el leño espera, O el mármol encerrado en la cantera, El sabio impulso de escultor valiente. Llega el artista, y la materia rinde; Levántase a forma vencedora Del mármol que el cincel taja y escinde. Corra, en la piedra, de la vida el río; Tú serás el cincel, noble Señora, Que labre el mármol del ingenio mío.