Sombras chinescas
SOMBRAS CHINESCAS
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Va cayendo la tarde sobre el triste villorrio;
al cañón la campana de vísperas sucede
y en la calma sedante suena un clarín de pronto
que pone en convulsiva dispersión a la gente.
El bosque, de petróleo rociado, arde de súbito;
en compactas falanges, aullando como lobos,
surgen de sus trincheras recónditas, los unos
y con la bayoneta les reciben los otros.
La lucha cuerpo a cuerpo, sin piedad, en el bosque,
que ha llenado de sangre la hierba inofensiva,
se ha calmado: ni un grito, ni un insulto se oyen;
los odios ya saciados, en la mímica escena,
al través de las llamas, en la noche sombría,
espectrales siluetas crispadas se menean.
Bayona, Noviembre 1914.