​Sol sin fuego​ de Joaquín Nicolás Aramburu


 Hizo Dios tu poblada cabellera
 de un jirón de la noche tenebrosa,
 y tu pequeña boca primorosa
 de una tarde gentil de primavera.
 

 Del astro de más brillo de la esfera
 tomó la luz de tu mirar la diosa,
 y de un alba de Abril, la pudorosa
 mejilla que al clavel envidia diera.
 

 Hizo tu planta breve, de la brisa
 que se pasea en el vergel ameno,
 de un rayo de la luna tu sonrisa,
 

 de un diáfano celaje tu albo seno;
 mas, ¡ay! formó tu corazón, tan solo
 del blanco hielo que condensa el Polo.