Sol, que con alas de oro vas luciente
Sol, que con alas de oro vas luciente, y al Euro tu primer ardor colora, mostrando al blanco cerco de la aurora la fogosa corona y roja frente; cuando el ondoso claustro de occidente entrares, donde reina alegre Flora, si la luz que esté ausente amante adora vieres, lleva esta triste voz doliente: «Después que vos dejé, mis bellos ojos, y en puras perlas hebras enlazadas, la noche oscureció al sereno día; el bien me falta, y sobran los enojos, y en horas de tristeza mal contadas ningún lugar me queda de alegría».