OBRA: SILVA CRIOLLA A UN BARDO AMIGO - FRANCISCO LAZO MARTI




I



Torna a soplar del Este

el viento alegre y zumbador. Ondea
cual agitada veste
el sedoso follaje. El sol orea
la charca pantanosa,
y por el reino de la luz pasea
legión de garzas de plumaje rosa.

Florecer es amar… Sobre la falda
de las toscas malezas entreteje
la parásita en flor, áurea guirnalda.
cuelga, blanco vellón, de su costado
el nido comenzado;
regio collar de abiertas campanillas
la trepadora mazamaza enreda,
y en dos porciones de oraza rota,
despide al aura leda,
del nevado cairel de su bellota
trenza brillante el orozul de seda.

Tras la menuda flor cuaja el uvero
su gajo tempranero;
sus nacarados frutos en el limo
el punzador curujujul engendra;
la maya erige colosal racimo,
y desprende el merey sabrosa almendra.
señuelo de su copa en lozanía,
escondidos granates el orore
en mil estuches cría;
emulando la escarcha

El espinito su jazmín estera,
y del verde mogote en la cimera
abre su flor simbólica la parcha.

En el aire, en la luz, en cuanto vive,
amor su aliento exhala;
y su aliento febril –tras el espeso
ramaje que es baluarte y es escala—
estremece del pájaro travieso
el mullido pulmón bajo del ala.
Torrente luminoso
de cumbre cenital se precipita;
del árbol generoso
la regalada sombra al sueño invita;
por el margen del caño
espárcese el rebaño;
tiemblan reverberando los confines,
y borracha de sol y miel llanera,
celeste mariposa mensajera

batiendo va sus cuatro banderines.