Si quejas y lamentos pueden tanto
XV
Si quejas y lamentos pueden tanto,
que el curso refrenaron de los ríos,
y en los diversos montes y sombríos
los árboles movieron con su canto;
si convirtieron a escuchar su llanto
los fieros tigres y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos
bajaron a los reinos del espanto:
¿por qué no ablandará mi trabajosa
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un corazón conmigo endurecido?
Con más piedad debría ser escuchada
la voz del que se llora por perdido,
que la del que perdió y llora otra cosa.