Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/1844/Sesión de la Cámara de Diputados, en 22 de julio de 1844

Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile (1844)
Sesión de la Cámara de Diputados, en 22 de julio de 1844
CÁMARA DE DIPUTADOS
SESION 19.ª EN 22 DE JULIO DE 1844
PRESIDENCIA DE DON FRANCISCO A. PINTO


SUMARIO. —Nómina de los asistentes. —Aprobacion del acta precedente. —Cuenta. —Solicitud de doña Juana de Solar viuda de Arteaga. —Derogacion de la lei 1.ª, título 32, libro 7.° de la Novísima Recopilacion. —Mociones de los Diputados i del Gobierno. —Comision de reforma del Reglamento interior. —Acta. —Anexos.

CUENTA editar

Se da cuenta:

De una solicitud entablada por doña Juana del Solar viuda del teniente, coronel reformado don Domingo Arteaga, en demanda de pension. (Anexo núm. 90).

ACUERDOS editar

Se acuerda:

  1. Pedir informe a la comision de peticiones sobre la de doña Juana del Solar viuda de Arteaga. (V. sesion del 2 de Agosto venidero).
  2. Admitir a discusion la mocion del señor Cifuentes i pedir informe a la comision de justicia. (V. sesiones del 19 de Julio i 16 de Agosto de 1844).
  3. No fijar el órden rigoroso de antigüedad para tratar de los asuntos de interes jeneral.
  4. Nombrar a los señores Palma i Larrain Moxó para integrar la comision que ha de proponer la reforma del Reglamento interior. (V. sesiones del 7 de Junio de 1843 i del 8 de Junio de 1846).

ACTA editar


Sesion en 22 de julio e 1844

Se abrió a las siete tres cuarto de la noche con asistencia de los señores Arteaga, Barra, Bustamante, Cifuentes, Donoso, Errázuriz don Ramon, Formas, Gandarillas, García Reyes, Huidobro, Iñiguez, Irarrázaval, Lazcano, Lastarria, Lastra, Leon, Lira, López, Montt, Palacios, Palazuelos, Palma don José Gabriel, Pinto, Riesco, Rosas, Sánchez, Sanfuentes, Seco, Sol, Tagle, Toro don Antonio, Toro don Bernardo, Varas, Velásquez, Urriola i Renjifo.

Aprobada el acta de la anterior, se dió cuenta de una solicitud de doña Juana del Solar, viuda del teniente coronel reformado don Domingo Arteaga, en que pide se le conceda una pension piadosa i se mandó a la comision de peticiones. Se dió despues la segunda lectura a la mocion drl señor Cifuentes i apoyada por dicho señor se consultó a la sala sobre si se admitía o no a discusion i resultó admitida por mayoría de veintinueve votos contra dos.

El señor Toro don Bernardo. —Hizo indicacion para que la Cámara decidiese si las mociones de los Diputados debian postergarse a los proyectos del Gobierno aun cuando aquellas sean mas antiguas. Sobre este particular se suscitó la cuestion de si debia esta indicacion pasar o nó a comision; la Sala decidió que nó i en consecuencia, se discutió sobre tabla dicha indicacion, sobre la cual tuvo lugar un detenido debate que concluyó sometiéndose a votacion la proposicion siguiente: ¿Se observa el órden de antigüedad para la preferencia en la consideracion de los asuntos de interes jeneral sea cual fuere su oríjen o nó? I fué desechada por mayoría de veinticinco votos contra nueve.

Finalmente por indicacion del señor Irarrázaval el señor Presidente nombró a los señores Palma don José Gabriel i Larrain Moxó para integrar la comision encargada de la redaccion de un nuevo reglamento interior para esta Cámara, en reemplazo de los señores Vial don Manuel Camilo, i Cerda, que se hallan ausentes, con lo cual se levantó la sesion a las nueve i media de la noche por haberse ausentado varios señores i no haber quedado número suficiente para continuar la sesion en segunda hora. —Pinto. —R. Reniifo.



Sesion del 22 de julio [1]

Asistieron los señores Bustamante, Barra, Cifuentes, Donoso, Errázuriz don Ramon, Formas, Gandarillas, García Reyes, Huidobro, Iñiguez, Irarrázaval, Lastarria, Lazcano, Lastra, Leon, Lira, López, Montt, Palacios, Palazuelos, Palma don José Gabriel, Pinto, Renjifo, Riesco, Rosas, Sanfuentes, Sánchez, Seco, Sol, Tagle don Ramon, Toro don Antonio, Toro don Bernardo, Urriola, Varas i Velásquez.

Aprobada el acta de la sesion anterior se presentó una solicitud de doña Juana del Solar de Arteaga en que pide una pension de gracia. Pasó a la comision de peticiones.

En seguida, se leyó por segunda vez la mocion presentada por el señor Cifuentes.

El señor Palazuelos. —El señor Cifuentes ha ido a su casa a buscar unos antecedentes del proyecto de colonizacion. Lo hago presente a la Sala, no para que lo espere, sino para que haga lo que tenga por conveniente.

El señor Presidente. —Se tendrá por no leida la mocion.

El Secretario. —Yo habia leido esta mocion, porque habia visto al señor Cifuentes en la Secretaria i creí que estuviese en la Sala.

El señor Palazuelos. —Yo no he hecho mas que hacer presente a la Cámara la circunstancia de no hallarse en ella el señor Cifuentes.

Yo no pido nada.

El Secretario. —Continúa la discusion jeneral del proyecto de autorizacion al Ejecutivo para que dicte un reglamento para el arreglo del servicio doméstico e industrial.

El señor Toro. —Yo quisiera saber, señor, en qué artículo del reglamento se aprueba la práctica de dar preferencia a los mensajes que vienen del Presidente de la República o a los proyectos del Senado; porque yo tengo presentada a la Cámara una mocion, i siempre encuentra por delante uno de estos proyectos que le obstruyen el camino.

El Secretario. —Señor, el reglamento de esta Sala nada tiene dispuesto espresamente acerca del órden con que deben tratarse los asuntos que se presenten a ella i si se ha observado alguna práctica hasta ahora, ha sido siguiendo por analojía lo dispuesto en el reglamento para la lectura de los asuntos que se dirijen a la Cámara. El artículo 57 dice así: "Acto continuo el Presidente ordenará la lectura de las comunicaciones que se hubiesen dirijido a la Cámara, en el órden siguiente:

1.º Las del Poder Ejecutivo, 2.º las del Senado, 3.º las que se hubieren dirijido al Secretario, para que las ponga en noticia de la Sala; 4.º los informes de las comisiones; 5.º las mociones que se presentaren por segunda vez; 6.° las que se presentaren por primera, etc.".

El señor Toro. —Hizo leer un artículo en que se espresa el órden en que deben seguirse las discusiones.

Se leyeron los artículos 59, 60 i 61.

"Art. 59. —Cumplido lo prescrito en los artículos anteriones se pondrán en discusion por el órden de las fechas en que se hubiesen admitido los asuntos señalados para este dia."

El señor Toro. —Si nos atenemos al espíritu de este artículo del reglamento, que me parece que es el que debe guiarnos en este caso, debemos seguir la discusion de los asuntos, segun el órden de sus presentaciones; porque seria monstruoso proceder en conformidad con el artículo que leyó primero el señor Secretario. Nadie niega que el Ejecutivo puede presentar cuantos mensajes quiera i de este modo nunca podria discutirse proyecto alguno que tuviese oríjen en la Cámara, aun suponiendo que contase en su favor con la mayoría de ella. Yo considero de absoluta necesidad que la Cámara decida en este punto: si las mociones deben discutirse segun el órden de su presentacion; i en tal caso la mocion cuya discusion reclamo, tendrá que sujetarse al órden de precedencia. Quisiera que el señor Presidente, si lo tiene a bien, consultase a la Sala sobre este punto.

El señor Presidente. —Está mui bien, señor. Sírvase, señor Secretario, fijar la proposicion.

El señor Toro. —La proposicion que se puede fijar es la siguiente:

"Si las mociones deben discutirse segun el órden de su presentacion, o en otros términos, si deben tener la preferencia segun el órden de su presentacion.

El señor Presidente. —Es decir que cuando una mocion es mas antigua debe ser discutida con preferencia.

El señor Palazuelos. —¿Es este un asunto que está decidido por un artículo del reglamento o nó?

El señor Presidente. —Nó, señor.

El señor Palazuelos. —Si no está decidido me parece que debe nombrarse una comision para que informe sobre él. Si hubiese un artículo del reglamento la Sala podria decidirse desde luego; pero no habiéndolo, la Cámara no debe hacer declaracion alguna en este asunto; porque no se encuentra en el caso de decidir sobre el particular sin antecedentes, sin base de razonamiento. En efecto ¿cuál seria la base que podria tener el juicio de la Sala? Yo confieso, francamente, por lo que a mí respecta, que no podria dar mi voto sobre esta materia. Léase, señor, el artículo o los artículos relativos a este caso.

El señor Secretario. —El artículo 62 es el que mas se aproxima al asunto en cuestion (lo leyó). Artículo 62: "se declaran preferentes los negocios de interés jeneral que hubieren sido admitidos ántes o despues de los particulares."

El señor Palazuelos. —Pero el caso es este: un asunto de interes jeneral con otro asunto tambien de interes jeneral.

El señor Toro. —Lea el artículo anterior, señor Secretario.

(Se leyó el 59 que ya se ha copiado arriba).

El señor Toro. —Hai pues, un artículo terminante en el reglamento, i aun cuando no hubiese, seria monstruoso que no se siguiese el órden de fechas en los asuntos que se hallan en tabla. Fundado en ese artículo, pido yo que se dé preferencia a mi mocion; mi peticion se funda tanto en ese artículo del reglamento como en que seria monstruoso proceder de un modo contrario. Para la sesion siguiente se pondría un nuevo asunto en tabla i otro i otro i de este modo nunca llegaría el caso de considerarse mi proyecto.

El señor Presidente. —Me parece que la proposicion, redactada así en jeneral, a saber, si una mocion particular o un proyecto del Gobierno, siendo este mas moderno, debe dársele la preferencia aquella: puesto así en jeneral, me parece que, repito, debe ser objeto de una comision.

El señor Toro. —Pero a mi modo de ver el artículo del reglamento está mui espreso.

El señor Presidente. —Sí; pero en el hecho mismo de haber duda, nadie sino la Cámara deberá decidirla; i en un asunto jeneral como puede considerarse el presente, la Cámara debe proceder con aquella madurez con que deben tratarse los asuntos de importancia. Si el asunto fuese meramente particular, si el señor Diputado pidiese que se le diese preferencia a su mocion, eso sí que se podria consultar desde luego a la Sala; pero se trata ahora de fijar una regla jeneral, i esto debe hacerse con circunspeccion.

El señor Toro. —Yo creo que lo que debemos preguntar a la Sala es si el reglamento se entiende de este modo o no; i así será mui sencillo fijar la proposicion.

El señor Rosas. —La mocion del señor Diputado que acaba de hablar, hace un año que ha sido presentada i tiene una discusion; i la que yo presenté, hace tres o cuatro años a que está admitida. Segun el artículo del reglamento, debe tener preferencia la mia. A mas, está sancionada en jeneral, por lo que la Cámara debe proseguir la discusion.

El señor Presidente. —La costumbre que ha tenido la Sala hasta aquí ha sido dar preferencia a los proyectos pasados por el Gobierno; despues a los del Senado; en tercer lugar, a las mociones, en cuarto, a las peticiones. Este ha sido el órden que se ha acostumbrado seguir. En el presente caso, se va a dar una regla jeneral para lo sucesivo, i por lo mismo, es conveniente que la Sala lo decida con acuerdo de la comision. Si fuese este un asunto particular, como la mocion del señor Dávila, por ejemplo, en que pidió a la Sala que se le diese preferencia, i se le dió, podria hacerse lo mismo con ella; pero es mui diferente: el asunto de que trata es jeneral, i debe pasar a comision.

El señor Toro. —Es decir que debemos desconfiar que se discuta una mocion presentada por Diputados: porque si en dos que ha presentado el Ejecutivo se ha ocupado la Sala dos meses, con cuatro mensajes solamente se concluirá el período de las sesiones, i no tendrán lugar las mociones que presenten aquellos.

El señor Presidente. —Pues, bien, esas serán las razones que puede tener presente la comision para dar su informe, i la Sala para dar su voto en este asunto. Pero ir a establecer una regla jeneral, es una cosa grave; sin embargo la Sala lo decidirá.

Se fijó la siguiente proposicion: "¿Se observa el órden de antigüedad para la preferencia en la consideracion de los asuntos de interes jeneral, sea cuál fuese su oríjen, o no?"

El señor Presidente. —Esa proposicion es un nuevo proyecto que la Cámara debe considerar con formalidad, observando los trámites que prescribe el reglamento; razon por la cual es necesario que pase a comision, i se tenga esta por su primera lectura.

El señor Toro. —Yo creo que no se necesitan tantas formalidades para una cosa que se puede decidir desde luego. Se pide que pase a comision; en hora buena, pero se quiere que tenga primera i segunda lectura i que pase por todas las formalidades de estilo, todo en desventaja de los Diputados qe están en la Sala. Al Gobierno le queda la ventaja de prorrogar las sesiones de las Cámaras, puede tambien convocarlas para determinados objetos; i si las sesiones ordinarias se ocuparen en los mensajes, nunca llegaría el caso que se discutiesen las mociones de los Diputados. Esto es tan sencillo, que el reglamento lo ha espresado mui claramente, a mi ver, i sólo falta que los demas Diputados entiendan el reglamento como yo lo entiendo. Por eso pido que se consulte a la Sala sobre si deben tener preferencia los asuntos segun la fecha de su presentacion: porque seria imponerle trabas si se sujetase este asunto a todas las formalidades.

El señor Presidente. —Pero el señor Diputado quiere que se consulte inmediatamente a la Sala; otro pide que pase a comision: será necesario consultar a la Sala sobre si pasa o no a comision; yo no sé lo que ella piense.

El señorVice-Presidente. —Yo considero que esta es una mocion como todas, i por lo tanto debe pasar a comision; ella contiene una aclaracion que se va a hacer del reglamento o que va a fijar el sentido de uno de sus artículos, de manera que no puede ménos de considerarse como una mocion, como un proyecto de lei i puede haber grandes inconvenientes en aprobarlo; por consiguiente, debe correr la misma suerte que todos los demas de su clase. Ni seria posible tampoco aprobar la indicacion que se ha hecho sin ver la relacion que tiene con todos los demas artículos del reglamento; yo creo que tal vez no tendrá inconveniente la mocion del señor Toro; pero opino porque no se apruebe mientras no se aclare aquella circunstancia, para lo cual debe pasar a comision. Solamente me opongo a que sea considerada inmediatamente.

El Secretario. —Se consulta a la Sala sobre si esta indicacion pasa a comision o nó. Si se decide que no debe pasar, la Cámara se ocupará de ella inmediatamente; si se resuelve que sí, pasará a comision i se considerará despues.

Principiada la votacion i llegada al señor Irarrázaval, hizo leer éste algunos artículos del reglamento que le parecían conducentes a este asunto i se leyeron el 45 i el 100.

Este último dice: "La Cámara no podrá alterar ningun artículo de este reglamento sin que precedan todas las formalidades prescritas para todo proyecto de lei o decreto".

El señor Vice-Presidente. —Es lo mismo que yo he pedido.

El señor Toro. —No hai necesidad de preguntar otra cosa que si se sigue en el abuso.

El señor Vice-Presidente. —Pero lo cierto es que se ha dudado del espíritu del reglamento, i por tanto la indicacion debe seguir todos los trámites de un proyecto o de una mocion.

El señor Toro. —Pero ya estaba principiada la votacion, i me parece que hai un artículo del reglamento por el cual no debe suspenderse votacion alguna.

El señor Irarrázaval. —Hai un artículo relativo a este asunto i porque creo que lo hai, voto porque pase a comision.

Continuó la votacion i resultó decidido por 19 votos contra 15 que no pasase a comision, i se considerase inmediatamente.

El señor Vice-Presidente. —Yo he pedido ántes que se tenga por primera lectura.

El señor Toro. —Se ha decidido que se decida ahora mismo, i ya no tiene lugar esa indicacion.

Se puso en discusion la proposicion que ántes se ha indicado.

El señor Irarrázaval. —Señor, el objeto de la presente indicacion me parece que tiene la importancia bastante para que la Cámara se fije detenidamente en resolverla. No me parece, señor, que ella esté decidida en algun artículo del reglamento sobre cuya intelijencia se dude, porque no entiendo que haya uno solo que sea perfectamente aplicable al caso; creo, sí, que ella está en oposicion con la práctica de esta Cámara i con una disposicion sancionada en la otra por espreso artículo del reglamento interior. Ahora bien, la sancion del reglamento interior de la Cámara de Senadores i la práctica de la de Diputados se fundan en razones sobremanera obvias.

El Presidente de la República, colejislador por espresion misma de la Constitucion, está colocado en una posicion mas ventajosa que cada uno de los señores Diputados para conocer las necesidades de la nacion, i para graduar aquellas a que sea preciso atender con preferencia. Por otra parte, señor, el Poder Ejecutivo puede presentar distintos proyectos por cada uno de los órganos que él tiene; es decir, por cada uno de los departamentos del despacho, que son cuatro. Si hubiese algun peligro en el fundamento de la indicacion, de que el Gobierno inundase las secretarías de las Cámaras con tantos proyectos que absolutamente no pudiesen considerarse los de los Diputados, mayor, inmensamente mayor lo habria en que fuesen tantos los nacidos del seno mismo de las Cámaras siendo sus miembros 76 individuos; repito, pues, que sería inmensamente mayor el peligro de que sucediese esto que aquello.

Hai un artículo en el reglamento que nos rije, que, aunque tampoco es aplicable al caso en cuestion, tiene sin embargo analojía i que sirve en cierto modo de regla a los señores Diputados para rejirse a este respecto; este artículo es el 59, que dice: "Acto continuo, el Presidente ordenará la lectura de las comunicaciones que se hubieren dirijido a la Cámara, en el órden siguiente: 1.° las del Poder Ejecutivo; 2.º las del Senado; 3.º las que se hubieren dirijido al Secretario para que las ponga en noticia de la Sala; 4.º los informes de las comisiones; 5.° las mociones que se presentaren por segunda vez; 6.° las que se presentaren por primera, etc."

En este artículo se trata del órden en que se debe dar cuenta a la Sala de los negocios que hayan de considerarse. Parece, pues, mui natural que se siga ese mismo órden para ventilar los mismos negocios. El acojer la indicacion a que me estoi refiriendo importaría el que quedasen a un lado gran mayoría o todos los proyectos pasados por el Ejecutivo; porque es indudadable que tal número de mociones podrían presentarse en ámbas Cámaras que no habria ni con mucho el tiempo necesario para considerarse en el período lejislativo. Ni quiere decir esto, señor, que admita la regla, siguiendo la que yo opino, que se adopte hayan de quedarse sin considerar las mociones de los señores Diputados; porque, como el señor Presidente ha indicado ántes, está a disposicion de la Sala darles la preferencia en casos estraordinarios. No me opongo a esto, me opongo sí a que se adopte una regla en contrario, que es a lo que tiende la indicacion que rebato. Puesto, pues, que se ha de votar ahora sobre este asunto, he creido del caso hacer las indicaciones que acaba de oir la Sala.

El señor Toro. —Puesto que hemos de entrar en discusion sobre el asunto en cuestion, me contraeré, en cuanto sea posible, a refutar los fundamentos espuestos por el señor Diputado-Ministro para que no deba la Sala decidir sobre la intelijencia del artículo en que yo me he apoyado para pedir que, segun el órden de su presentacion, se decida por la Sala los asuntos que se presenten ante ella, En primer lugar, me parece que la Cámara no sólo tiene el derecho de decidir sobre este punto, sino que ya lo ha hecho en otra ocasion, en que se hizo presente por un señor Diputado que el reglamento no espresaba claramente si los señores Ministros podian o nó tomar la palabra cuantas veces lo quisiesen. La Sala no encontró óbice ninguno i decidió en contra de lo que los señores Ministros estaban en uso. En el presente caso debemos estar al espíritu del reglamento; i si este espíritu fuese que los proyectos del Gobierno tuviesen lo preferencia sobre todos los demas, yo digo que el peligro de que quedasen sin considerar los proyectos de los Diputados, léjos de ser ménos, seria infinitamente mayor. Si la Cámara por una gran mayoría estuviera opuesta al Ejecutivo, este Poder podria burlar su oposicion. ¿I a dónde iríamos a parar con un proceder tan inaudito? Si se tratase de la acusacion de un Ministro o de cualquiera otra materia importante no llegaria jamas a tener lugar, porque por mucha que fuese la importancia de estas cuestiones, siempre que se declarasen de interés jeneral, tendrían la preferencia del Gobierno aun contra las acusaciones mismas. Ya vemos, pues, señor, la tendencia que tendría semejante proceder. Si se teme que los 76 Senadores i Diputados presenten tantas mociones, que no quede lugar para conocer de las que presente el Gobierno, siempre queda éste de mejor condicion a este respecto que los Senadores i Diputados, porque miéntras un Diputado no tiene mas término que el de las sesiones ordinarias, el Ejecutivo tiene el derecho de prorrogarlas i aun de convocar a las Cámaras para determinados asuntos. ¿Son, pues, tan iguales las circunstancias? ¿Se debe faltar tanto a la equidad que no se conceda a un Diputado el derecho de que sean consideradas sus mociones?

Se dice que se puede dar la preferencia a los asuntos de Diputados, cuando la Cámara lo decida, despues de manifestar las razones en que se apoyan. Yo tengo una mocion presentada i tengo en contra talvez la mayoría; pero puede ser que oyéndose mis razones se penetren todos de su importancia. Un Ministro se presenta con toda la influencia que le da su posicion, miéntras que un Diputado aislado no puede dar valor a los asuntos que presenta, sino despues de ser oido; ¿i cómo será oido, si no tiene lugar la discusion? Por otra parte, el artículo en que me apoyo es un artículo espreso que dice: que las discusiones deben seguir el órden de precedencia en las mociones. Mi mocion, la mocion del estanco, está en tabla hace tiempo, i segun su fecha, debia hoi mismo tener la preferencia. ¿Porqué no se le ha de dar?

Razones mil tengo para apoyar la indicacion que he hecho; pero creo que la Cámara ya habrá formado su juicio. Por lo demas, yo tampoco quiero hacer perder tiempo, cuando ya el que queda es tan corto.

El señor Irarrázaval. —De todo lo que he oido hablar al señor Diputado en las varias ocasiones que ha tomado la palabra, no parece apoyarse sino en el artículo del reglamento en que se dice: que de los asuntos que están en tabla para un dia dado, se prefieran para la consideracion de la Cámara los de interes jeneral, segun su fecha. Pero la proposicion sobre que vamos a votar tiende a algo mas; ella va a dar mucho mas lejos; tiende a que se pongan en tabla sin otra distincion que su fecha, los proyectos presentados por Diputados i los del Gobierno. Respecto a lo primero, nada digo; por lo que hace a lo segundo, ya he manifestado mi opinion i la he apoyado.

Ahora voi a contestar mui de paso al discurso que se acaba de oir. Yo no sé, a qué alude el hecho que se ha citado de una decision de la Sala sobre la práctica constante que ha habido de que los Ministros puedan, cuantas veces quieran, tomar la palabra en una discusion. Este hecho lo niego, i lo niego, porque desde el año de 1834 en que he tenido el honor de ocupar un asiento en esta Sala, salvo mui pocos casos en una que otra ocasion, no recuerdo que los Ministros hayan tomado sin límite la palabra; i si alguna vez lo han hecho ha sido talvez por el calor del debate, como ha sucedido ahora al mismo señor Diputado a quien contesto. Repito, pues, que no creo que este hecho tenga mucha analojía con el caso en cuestion. Para mí es indudable que si pueden presentarse mui buenas mociones por los señores Diputados, la probabilidad está en favor del Ejecutivo por las razones que he dado; porque se encuentra en el caso de conocer mejor las necesidades de la nacion i poder hallar los medios de llenarlas mas oportunamente. Habrá sus escepciones, no lo niego; malos mensajes podrá presentar el Ejecutivo, así como hai malas mociones; pero esta no es la regla jeneral. Yo no veo que sea una necesidad el que una mocion haya de discutirse minuciosamente para que los Diputados puedan apreciarla en su verdadero valor. Los trámites a que por el reglamento se las sujeta, exijen que sean dos veces leidas i exijen tambien que sean apoyadas por su autor inmediatamente despues de la segunda lectura. Pasa en seguida a comision, se oye el dictámen de ésta i ya parece que ha habido bastante para poder formar una opinion juiciosa sobre ella. Tampoco sé por qué motivo, para que los Diputados se decidan a dar la preferencia a una mocion, sea necesario que haya precedido la discusion; ni sé por qué no puede apreciarse con el conocimiento cuando han oido a su autor todo lo que ha creido conveniente para fundarla. Es necesario que consideremos las cosas como son en sí; de otro modo, nuestras cuestiones serán meras teorías. Se ha dicho que al Ejecutivo le queda el medio de prorrogar las sesiones; oero debe advertirse que la prórroga de los 50 dias no es mas que una continuacion del período ordinario.

En esos 50 dias seguirán los mensajes del Gobierno la misma suerte que en los tres primeros meses; es decir, que inundada la Cámara con mociones, seguirá conociendo de éstas como en aquellos tres primeros meses.

Es cierto que puede convocar las Cámaras para determinados asuntos estraordinariamente; pero bastante hemos palpado lo que sucede con estas prórrogas. Viene ordinariamente cuando los miembros del Congreso están cansados, en una estacion inoportuna, en una época en que se hallan en el campo la mayor parte de ellos; i me refiero a hechos que cada señor Diputado recordará; pues, las sesiones estraordinarias se reducen a dos o cuatro en cada mes; i siendo así; ¿qué podrá hacerse en ellas?

Por conclusion, señor, alegaré otro hecho. En la Cámara de Senadores, por artículo espreso del reglamento, se prefieren las mociones del Gobierno; en esta Cámara, por práctica se ha hecho lo mismo, siguiendo por analojía un artículo del reglamento que ya se ha leido; i a pesar de esto, habiendo pendientes proyectos del Gobierno, se han considerado ántes otros cuyo oríjen era de la Cámara de Senadores o Diputados. No veo qué inconvenientes nuevos podrá oponerse; pero creo que adoptando mi parecer, no quedará sin considerarse las mociones verdaderamente útiles que se presenten a ésta o a la otra Cámara.

El señor Vice-Presidente. —Despues de lo que ha dicho el señor Diputado-Ministro, me parece que no hai nada que agregar a este respecto. Mas, yo diré que creo mui natural que el Presidente de la Cámara, discrecionalmente someta a la consideracion de la Sala los asuntos que crea mas urjentes, pues regularmente lo hace con consulta del secretario i de la mesa; es decir, aquellos asuntos que son mas del momento, mas necesarios, dejando a los señores Diputados la facultad de decir: señor, pido que la Cámara declare de preferencia tal proyecto que hace tanto tiempo que esta en tabla i que aun no le llega la hora. Esta es una facultad que tienen todos los Diputados.

La Cámara decidirá entónces, despues de ver si es de justicia, si es mas urjente, en el concepto de ella misma, la preferencia que se pide. Sin duda que la Cámara es superior al Presidente i a la Mesa; pero ¿quién duda que tambien es necesario que haya facultad discrecional en el Presidente?

Estas han sido las consideraciones que me han hecho oponerme a la mocion que ha heeho el señor Diputado, para que no se considerase esta materia, sino despues de los trámites que debe tener toda mocion. Será obra de cinco minutos el dar a la mesa esta facultad discrecional, quedando siempre a la Cámara la de dar preferencia a los asuntos que en su concepto la deban tener sin necesidad de votar la mocion del señor Toro; porque, supuesto que el reglamento es oscuro, como que realmente lo es i no tenemos otro, es necesario esperar que se aclare, o dejar al Presidente tener esa facultad, sin necesidad de alargar una discusion i de dar nuestro voto por una proposicion que realmente tiene inconvenientes en virtud de la cual, tratando los asuntos segun el órden de antigüedad, vamos talvez a entorpecer los que son de mas interes.

El señor Lazcano. —He oido razones de importancia que se han dado para apoyar i refutar la indicacion en que esta noche se ha ocupado la Sala.

Yo quieto manifestara ésta lo que sucedería, si se tratasen por el órden de antigüedad los asuntos sometidos a su deliberacion. Me parece que seria necesario dejar desde luego todos los negocios de que se está tratando actualmente i los anteriores a ellos, i de este modo, ni la mocion del estanco, ni las otras de que se ha estado conociendo, tendrían lugar este año, i principiaríamos con las del año 30, despues con las del 31, i seria ridículo que la lejislatura reunida en 1844, se ocupase en negocios de 1833. Esto desalentaría a los señores Diputados para presentar mociones, porque sabrían que vendrían a tomarse en con sideracion, cuando las circunstancias que la hacian necesaria, habian pasado ya.

Me parece que esta seria una práctica mui perniciosa i que deberia dejarse a la Cámara la facultad de considerar aquellos asuntos que ella crea deban tener preferencia.

El señor Toro. —El artículo del reglamento habla de los asuntos que están propuestos en tabla.

El señor Secretario. —Ningun asunto tiene dia señalado.

El señor Toro. —Pero como mi mocion está en tabla.

El señor Secretario. —Todo asunto que está informado por la Comision se pone en tabla.

Se procedió a votacion, i resultó desechada la proposicion por 25 votos contra 9.

El señor Irarrázaval. —Me parece ocasion de recordar a la Sala que en el año pasado se indico por un señor Diputado la necesidad que habia de reformar el reglamento interior de esta Cámara, reglamento que por su oscuridad está dando lugar a cuestiones como la presente, i que cada dia se repetirán. Se nombró entónces una comision compuesta del señor Secretario actual, del señor don Manuel Camilo Vial i del señor Cerda, para que reformase el reglamento; pero estando estos dos últimos ausentes me parece necesario integrarla. Lo hago presente al señor Presidente, para que se sirva nombrar otros dos señores Diputados para reemplazarlos.

El señor Presidente. —Mui al principio de las sesiones del año anterior hubieron sus opiniones sobre si el reglamento del Senado podria adoptarse para esta Cámara con algunas lijeras modificaciones; porque en la práctica creo que se han tocado uno que otro inconveniente, i por eso se nombró esa comision, i para reintegrarla, nombraremos al señor Palma (don José Gabriel) i al señor don Rafael Larrain.

El señor Renjifo. —Como uno de los miembros de la Comision de que se acaba de hablar, diré, que por motivos demasiado conocidos, tubieron que ausentarse los dos señores miembros de esta comision. El trabajo está adelantado i podré decir que está avanzado hasta la mitad; mas, yo no he querido cargar sobre mí la responsabilidad, por los errores o defectos en que sin la ilustracion de los demas probablemente hubiera incurrido. Ya que se han nombrado las personas que han de reintegrar esta Comision, yo continuaré mui gustoso este trabajo, designándome la hora i lugar.

El señor Palazuelos. —¡A los asuntos en tabla, señor, por amor de Dios!

El señor Secretario. —Se va a repetir la lectura de la mocion del señor Cifuentes.

Se leyó.

El señor Cifuentes. —Estando ya manifestadas las especiales razones en el proyecto, i creyendo que estas son suficientes para que la Cámara se decida en favor del presente proyecto, escuso por ahora hacer mas comentarios hasta tanto que se considere en particular este proyecto, i oiga algunas razones acerca de él.

Se consultó a la Sala sobre si se admitia o no a discusion este proyecto; i resultó que sí por mayoría de 29 votos contra 2. Pasó a la comision de lejislacion.

El señor Gandarillas. —Ya que se ha admitido a discusion este proyecto, seria mui conveniente que se agregasen a él los datos i antecedentes que existen en el Ministerio del Interior, sobre los balcones de Valparaiso, para que se tengan presente al tiempo de la discusion particular de este proyecto.

Se levantó la sesion.



ANEXOS editar

Núm. 90 editar

Soberano señor:

Doña Juana Solar, viuda del teniente coronel reformado don Domingo Arteaga, ante Vuestra Soberanía respetuosamente espongo:

Que habiendo quedado por el fallecimiento de mi esposo reducida a la mas deplorable miseria, sin tener como dar a mi desventurada familia el alimento indispensable para la subsistencia, me veo en la necesidad de ocurrir a Vuestra Soberanía a recordar los servicios que mi finado esposo prestó a la Patria desde el año de 1814 hasta el de 1828, segun se demuestra por los documentos que compaño, para mover en mi favor el ánimo de los representantes de la Nacion a fin de que me concedan una pension piadosa que sirva para mi sustento i el de mi familia.

Mi finado esposo, segun consta de su foja de servicios, principió a servir en 7 de Junio de 1814, emigró i volvió en el ejército libertador el año 1817; se halló en la accion del 6 de Mayo en el Gavilan, en los dos sitios de Talcahuano i en el asalto de la misma plaza el 6 de Diciembre de aquel año; en las dos acciones de la tarde i noche de 19 de Marzo de 1818 en Cancha Rayada; en la de 5 del Abril en Maipú, i prestó los demas importantes servicios que detalladamente se espresan en la citada foja.

Sé, sin embargo, que despues de haber sido reformado el teniente coronel Arteaga, no legó a su familia los derechos al monte que le hubieran correspondido. Sé que la lei nada me concede en este caso; pero sé tambien que en los lejisladores de la Nacion está la facultad de conceder pensiones pías en favor de las familias de aquellos que como mi esposo consagraron la mejor parte de su vida al servicio de la República. Si no tengo los derechos que acuerdan las leyes, tengo los que da la miseria al infeliz men digante para implorar de la sociedad afortunada el sustento diario de mi penosa existencia; i reducida como me hallo a la mas triste situacion, espero confiadamente que los ilustrados i benéficos miembros del Soberano Congreso no permitirán que la viuda e hijos de un antiguo servidor de la Patria mendiguen de puerta en puerta el pan que bañaríamos con las lágrimas de la humillacion i del sonrojo.

Dígnese Vuestra Soberanía atender a mi súplica i concederme la gracia que solicito. —Juana del Solar de Arteaga.


  1. Esta sesion ha sido tomada de El Progreso del 6 de Agosto de 1844, núm. 539. —(Nota del Recopilador.)