Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/1832/Sesión de la Cámara de Diputados, en 30 de mayo de 1832

Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile (1832)
Sesión de la Cámara de Diputados, en 30 de mayo de 1832
CÁMARA DE DIPUTADOS
SESION PREPARATORIA EN 30 DE MAYO DE 1832
PRESIDENCIA DE DON SANTIAGO DE ECHEVERZ


SUMARIO. —Asistencia. —Prórroga de las funciones del Vice-Presidente. —Cuenta. —Poderes de don F. Márquez de la Plata. —Hora de la apertura del Congreso. —Citacion de los inconcurrentes. —Adopcion del ceremonial. —Acta.


ACUERDOS editar

Se acuerda:

  1. Que el último Vice-Presidente de la Cámara continúe en su puesto hasta que se practique nueva elección. (V. sesiones del 16 de Setiembre de 1831 i del 1.º de Junio de 1832.)
  2. Reservar para la primera sesión ordinaria la lectura de varios documentos llegados a la Secretaría.
  3. Que los diputados se reúnan el 11.° de Junio a las 11 horas A. M. en la Sala de' Senado para instalar el Congreso.
  4. Citar a la apertura del Congreso a todos los diputados inconcurrentes.
  5. Adoptar el ceremonial de la instalación del Congreso para la reapertura de las sesiones. (V. sesión del 31 de Mayo de 1831.)

ACTA editar

En la ciudad de Santiago de Chile, a treinta dias del mes de Mayo de mil ochocientos treinta i dos, convocados por el Supremo Gobierno a sesiones preparatorias los miembros de la Cámara de Diputados para continuar sus funciones el primero de Junio, conforme al artículo 58 de la Constitución, se reunieron los señores Astorga don José Manuel, Barros don José Domingo, Blest don Guillermo, Bustillos don Vicente, Campino don Enrique, Carvallo don Francisco, Carvallo don Manuel, Echeverz don Santiago, Fierro don Miguel, García don Juan, Gutiérrez don Joaquin, López don Agustin, Manterola don Martin, Martínez don Manuel, Mendiburu don Antonio, Moreno don Ramón, Ovalle don Javier, Renjifo don Ramón, Rosales don José Antonio, Silva don Pablo, Silva don José María, Tocornal don Gabriel, Uribe don Juan José, Vial don Juan de Dios, Vial don Antonio i Vial don Manuel; i despues de haber acordado que el Vice-Presidente que quedó al tiempo de cerrar la Cámara sus sesiones, por ausencia del Presidente, debia continuar en las funciones de éste; hasta que ,se hiciere nueva elección conforme al Reglamento; se dió cuenta de seis oficios: cinco del Poder Ejecutivo i uno del diputado Cuadra, i se presentaron los poderes del señor don Fernando Márquez de la Plata, electo diputado por el partido de Curicó, i se mandaron reservar para la primara sesión ordinaria; en seguida, resolvieron que, para abrir sus sesiones, se reunirían el 1.° de Junio a las once de la mañana en la Cámara de Senadores, a cuyo efecto debia citarse a los diputados no concurrentes, i que el ceremonial de la instalacion, sirviese para este caso, en lo que fuese adaptable, comunicando, a la mayor brevedad, estas resoluciones al Senado; i se levantó la sesión.— ECHEVERZ. — Vial, diputado-secretario.
CONGRESO NACIONAL
SESION DE APERTURA, EN 1.º DE JUNIO DE 1832[1]


Anunciamos con la mayor complacencia la apertura de las sesiones del Congreso Nacional, verificada ayer conforme a lo dispuesto en el artículo 58 de la Constitución. Esta es la vez primera que se ve en Chile reunirse por segunda vez una corporacion de esa clase por solo el imperio de la lei, sin convocatoria, sin elecciones i sin turbulencias.

A las doce de la mañana, se presentó S. E., el Presidente de la República, acompañado de todos los majistrados, militares, etc., en la Sala del Senado, donde se habian reunido ámbas Cámaras, i despues de haber declarado que se abrian las sesiones del Congreso, dió cuenta de su administracion por medio del siguiente discurso que leyó el señor Ministro del Interior.

(El discurso aludido va inserto en el tomo XIX, anexo número 406 i el acta respectiva consta a fs. 317 de dicho tomo.)



ANEXOS editar

Núm 375 editar

El señor Presidente del Senado dió a S. E. la contestación que sigue:

Conciudadano Presidente:

Al escuchar la Representación Nacional el progreso que cada ramo ha tenido en el estrecho período de vuestra administración, no puede dispensarse de felicitar a los pueblos que unánimes os elijieron Jefe Supremo del Estado. Necesitaban este dia las Cámaras una lengua mas fecunda i ménos comprometida que la mia para espresar dignamente sus sentimientos; cederá, sin embargo, la modestia a los deberes del destino, i revistaré con la brevedad que permite la premura del tiempo los objetos del discurso que acabais de dirijirles.

El estado de nuestras relaciones esteriores en armonía con la tranquilidad interior, anuncian la prosperidad i la dicha. El labrador, el esplotador, el negociante chileno que bajo el imperio del órden duplican sus productos, porque están seguros de gozarlos bajo el de la lei, los cambian con ventajas i con todas las Naciones productoras; porque somos amigos de todos los hombres; la riqueza nacional aumenta en esa doble razón, i en la misma la prosperidad pública.

Estamos en paz con todas las Naciones; porque los deseos estériles de la España no deben alterar nuestra quietud; se acabó para siempre la guerra de vandalaje, i con ella los inmensos gastos a que nos obligó por diezisiete años; cesó la inseguridad de los campos i de los propietarios rurales; se han habilitado los inmensos i preciosos terrenos que estaban entre cordilleras en los precisos momentos que los reclamaba la esterilidad del año; i ya que nuestra mediación no redimió a nuestros hermanos trasandinos de sus desgracias, los hemos aliviado al ménos de esas hordas desoladoras. La Nación reconocerá como minentes esos servicios de los valientes que la han cubierto de gloria en su última campaña. Ya nos es conocida la hacienda pública por datos que, si no son lisonjeros, son seguramente exactos; estamos, de consiguiente, en el camino de mejorarla; porque comprendidos, como deben serlo en el cargo, los intereses i amortización de la deuda estranjera que asciende a mas de 300,000 pesos en cada año, es menor que esa cantidad el descubierto; así es que, despues de llenar el servicio i amortización interior, hai un sobrante que unido a las economías i buen arreglo de las rentas, no exije grandes sacrificios para llegar al igual que han tocado tan pocas veces los imperios mas poderosos del antiguo mundo. La economía es la virtud de las Repúblicas, i las privaciones el precio de la libertad; i, pues hemos arrostrado jenerosos las mas grandes para ser libres, no rehusaremos ninguna para conservar el merecido título de honrados.

La educacion científica i pública, la policía, la beneficencia, los medios, en una palabra, de aliviar, civilizar i moralizar los ciudadanos i las masas, se han tocado con acierto; i no faltarán recursos locales con que elevarlos a su perfección; las pasiones mismas estrelladas en sus inútiles tentativas concentran cada vez mas la opinion; de modo que Chile goza de la unidad posible en las sociedades humanas; la Lejislatura consignará en sus rejistros este período como el mas dichoso de nuestra rejeneracion política.

Las Cámaras aguardan la reforma de la Constitucion encargada a la Gran Convención, como la base que va a determinar sus trabajos; i aunque están seguras de que no se tocará el pacto, advierten las dificultades que han detenido i deba hacer circunspectos a los reformadores enseñados por las esperiencias mas tristes i recientes que produjeron la indeterminación de las cartas anteriores. Tan presto como se realice, se contraerán esclusivamente al sistema judicial, administración interior i demás leyes orgánicas, sin las que ni puede tener efecto la Constitucion ni marchar el Gobierno. Están convencidas igualmente de la necesidad de conformar los códigos a nuestras instituciones, darles unidad, sencillez, en fin, adaptarlos a las luces del siglo i a nuestras necesidades; i aunque la delicadeza i magnitud de estos objetos parece superior a nuestras disposiciones, la consagración mas decidida i la pureza de nuestras intenciones moverá al Padre de las luces, de quien las imploramos hoi a darnos las necesarias.


Núm. 376 [2] editar

Las discusiones relativas a la reforma de la Constitucion van a absorber probablemente todo el próximo período del Congreso, sin que este Cuerpo pueda ocuparse en ninguno de los innumerables objetos orgánicos que tanto interesan a la consolidado!! del Gobierno, i sin los cuales no es posible que ninguna Constitución, por perfecta que sea, mejore jamas nuestra suerte. El casi todos los pueblos de América parece haberse creido que una buena Constitución, esto es, la descripción de una forma de gobierno copiada con mas o ménos servilidad de la que adoptaron los Estados norte-americanos, era todo lo que se necesitaba para lanzarnos en la carrera de la prosperidad a pasos ajigantados. Pero el tiempo ha desvanecido estas brillantes esperanzas. La esperiencia ha debido ya convencernos de lo poco que valen los sistemas constitucionales por sí solos para la recta administración de los negocios públicos. ¿De qué sirve que sea liberal i democrático el frontispicio de nuestras instituciones si en lo interior del edificio no vemos otra cosa que deformidad i lobreguez?

Nuestra Carta política consagrará del modo mas solemne los derechos de libertad personal i de propiedad; pero, en vano, si el sistema judicial, bajo cuya sola salvaguardia pueden existir estos derechos, es erróneo i vicioso. De la combinacion de nuestras garantías republicanas con unas leyes que no las reconocieron jamas i que parecen hechas de propósito para destruirlas, no ha salido ni puede salir sino un monstruo. No hai año qúe no se vea brotar alguna nueva Constitucion en América; pero ¿cuántas han sobrevivido al primer lustro? ¿I bajo cuál de ellas hemos visto afianzado el órden, ejecutadas escrupulosamente las leyes i difundido en todas las clases aquel dulce sentimiento de seguridad sin el cual no hai vigor ni salud? Estos resultados no pueden obtenerse por medio de Cartas constitucionales que no están en armonía con las otras partes de la lejislacion. I sin embargo, las tentativas que se han hecho para la reforma del Código Civil i de la administración de justicia, han sido nulas o insignificantes en casi todas las nuevas Repúblicas. La de Bolivia es, hasta ahora, según creemos, la única excepcion.

No negamos la importancia de las reformas constitucionales en que el Congreso va a ocuparse; pero desearíamos que se conociese al mismo tiempo la urjencia de otros trabajos que se prorrogan de un año a otro i que deben mirarse como un complemento indispensable de la Constitución i tan indispensable que sin él es de ningún valor cuanto se haga para mejorarla, i solo puede tener una existencia efímera.

Ademas de estos trabajos orgánicos, hai una multitud de objetos importantes que demandan la atención del Congreso. Pasó el período lejislativo del año pasado sin que el Congreso hubiese podido destinar un momento al estado de la hacienda, al presupuesto de gastos ni a la deuda doméstica i estranjera. La última, especialmente, exije una providencia inmediata. Se halla empeñado en ello el crédito del Gobierno, i las cargas de que pudiéramos desembarazarnos ahora con un moderado sacrificio, van acumulándose anualmente i llegarán a abrumar nuestro Erario.


  1. Esta reseña con el discurso del Presidente del .Jenado ha sido trascrita de El Araucano, número 90, del 2 de Junio de 1832. —(Nota del Recopilador.)
  2. El artículo que sigue ha sido trascrito de El Araucano número 89, del 26 de Mayo de 1832. —(Nota del recopilador.)