Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/1828/Sesión del Congreso Constituyente, en 14 de abril de 1828

Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile (1828)
Sesión del Congreso Constituyente, en 14 de abril de 1828
CONGRESO CONSTITUYENTE
SESION 23.ª, EN 14 DE ABRIL DE 1828
PRESIDENCIA DE DON JOSÉ MARÍA NOVOA


SUMARIO. —Asistencia. —Aprobacion del acta de la sesion precedente. —Cuenta. —Donacion a la viuda de don Bernardo de Vera. —Renuncia de don José Miguel Solar. —Llamamiento de los Diputados inasistentes. —Sucesos de Aconcagua. —Presupuesto del Congreso. —Discusion relativa a las ofensas de El Verdadero Republicano. —Tabla. —Acta. —Anexos.

CUENTA editar

Se dá cuenta:

  1. De un oficio en que S. E. el Vice-Presidente de la República acompaña el parte que con fecha 9 de los corrientes le dirijió el comandante de armas de Aconcagua, i en que le comunica que los señores Infante i Campino han protejido i fomentado la revolucion de aquella provincia. (Anexo núm. 493. V. sesiones del 11 i el 25 de Abril i 23 de Julio i 2 de Agosto de 1828.)
  2. De una mocion del señor Larrain, quien propone se done a la viuda de don Bernardo de Vera la casa que disputa al Fisco. (Anexos núms. 494 i 495.)
  3. De una nota de don José Miguel Solar, Diputado electo por Coquimbo, en la que hace renuncia de la diputacion. (Anexo número 496.)

ACUERDOS editar

Se acuerda:

  1. Pedir dictámen a la comision de hacienda i justicia sobre la mocion del señor Larrain, relativa a ceder una casa a la viuda de don Bernardo de Vera. (V. C. de DD. sesion del 27 de Enero de 1829.)
  2. Que la comision de poderes dictamine sobre la renuncia de don José Miguel Solar. (V. sesion del 25.)
  3. Llamar a sesion a los diputados propietarios inasistentes, ántes de llamar a sus respectivos suplentes. (V. sesiones del 21 de Febrero i 29 de Abril de 1828.)
  4. Devolver al Gobierno la nota del comandante de armas de Aconcagua, para que oportunamente dé cuenta del cumplimiento de su decreto marjinal. (Anexo número 497.)
  5. Que se incluyan en el presupuesto del Congreso los sueldos de los ayudantes de Sala i los de los Diputados que son empleados. (V. sesiones del 6 i el 10 de Setiembre de 1827 i 21 de Abril de 1828.)
  6. Despues de alguna discusion, dejar pendiente la de las medidas que deben adoptarse respecto a El Verdadero Republicano. (V. sesiones del 11 i el 16.)

ACTA editar

Se abrió con los señores: Aráos, Argüelles, Barros, Bilbao, Concha, Calderon, Castillo, Elizondo, Fernández, González don Juan Antonio, González don Vicente, Guerrero, Infante, Larrain, Magallánes, Molina, Muñoz, Novoa don José María, Navarro, Orjera, Orihuela, Palacios, Prado, Pradel, Prieto, Réyes, Vicuña, Urízar i Ureta.

Faltaron a la lectura de la acta con licencia los señores Novoa don Manuel, Campino i Elizalde; sin ella el señor Albano, i por enfermedad los señores Marin i Collao.

Se aprobó la acta de la sesion anterior.

Se dió cuenta de una mocion del señor Larrain para que se premie a la viuda del doctor don Bernardo de Vera, dándole en propiedad la casa que actualmente ocupa i que litiga con el Fisco. Se mandó a la comision de hacienda i justicia.

Despues, de una nota del señor Solar don José Miguel, Diputado electo por la ciudad de Coquimbo, pidiendo se le admita su renuncia. Se mandó a la comision de poderes.

No habiendo otro asunto de que dar cuenta, el señor Orjera hizo indicación para que se integrara la Representacion Nacional i se llamase a los Diputidos suplentes. Se acordó se les oficiase nuevamente a los principales i que se proveería con su resultado.

Se leyó despues la nota que se pidió al Gobierno sobre el suceso últimamente ocurrido en Aconcagua.

Se puso en discusion i despues de discutido el punto, se hizo la proposicion siguiente:

"Devuélvase al Ejecutivo para que dé cuenta oportunamente del resultado de su decreto marjinal."

Se propuso, no habiéndose conformado con ella algunos miembros, esta otra:

"Ofíciese al Poder Ejecutivo para que el comandante de armas de Aconcagua remita los antecedentes en virtud de los cuales afirma que los señores Infante i Campino fueron los que efectuaron la revolucion que tuvo lugar recientemente en Aconcagua."

Habiendo otro miembro espuesto que debia, en su concepto, fijarse otra proposicion, por la cual votaría, la redactó en los términos siguientes:

"Pídase al Poder Ejecutivo los antecedentes por los cuales sienta el comandante de armas de Aconcagua, la intervencion de los Diputados Infante i Campino en la revolucion que tuvo lugar en dicho pueblo, obrando en todo lo demas conforme a la lei de sus atribuciones."

En este estado se votó cuál de las tres proposiciones debia fijarse i resultó la primera.

En consecuencia se puso en votacion la proposicion siguiente: "Por la proposicion o contra", i resultó la afirmativa.

En segunda hora se indicó por los S. S. que era costumbre incluir a los ayudantes de Sala en el presupuesto jeneral i que se pagasen por la Tesorería; que proponia, en consecuencia, se decretase así.

Tomado en consideracion, se acordó conforme a ella, i que se comprendiesen tambien en esta disposicion los Diputados que se pagasen por otras oficinas.

Continuó la discusion de la indicacion del señor Concha.

Habiendo llegado la hora, se levantó la sesion, señalando para la siguiente la continuacion del mismo asunto. —J. M. Novoa


ANEXOS editar

Núm. 493 editar

En virtud del acuerdo del Congreso Nacional, que V. E. ha comunicado al Gobierno en su respetable nota de ayer, tiene éste la honra de incluirle orijinal el parte que ha recibido del jefe de las armas de Aconcagua sobre los sucesos acaecidos allí recientemente.

Dios guarde a V. E. —Santiago, Abril 12 de 1828. —F. A. Pinto. —Cárlos Rodríguez. —Al Presidente del Congreso Nacional.

COPIA

La premura del tiempo i la necesidad de tomar providencias contra los revolucionarios que en la noche del 7 asaltaron el cuartel i pusieron en la mayor consternacion este vecindario, no permitieron informar a V. S. de lo ocurrido. Hoi, con mayor placer que entónces, doi parte a V. S. de que los desastrosos sucesos de San Felipe terminaron felizmente.

Atenciones del Gobierno llamaron al Intendente cerca de los negocios de Quillota; en este intervalo el cabildo de San Felipe, su Asamblea i Gobernador local, habiendo seducido un corto número de incautos, se arrojaron sobre el cuartel, se posesionaron de toda autoridad, publicaron bando de deposicion del Intendente i del infor mante, sustituyendo estos destinos en las personas de don Francisco de Paula Latapiat i don Pedro Antonio Ramírez, siendo éstos los jefes de obra i el cabildo conferente de despachos.

No duró mucho tiempo la seduccion, pues apénas supieron los soldados que forzadamente servían a los facciosos, se preparaba por mí i el auxilio de todos los mejores vecinos de San Felipe una fuerza que pusiese a cubierto este vecindario de los insultos de aquéllos, recobraron su antigua adhesion, i no pudiendo presentarse libremente ante las autoridades lejítimas, llenos de furor i rabia contra los autores del engaño, volvieron sus armas contra ellos, ciertos de que la tropa de mi mando, que habia reconquistado ya la plaza i que serian protejidos, como en efecto así sucedió, i admirablemente ha costado el restablecimiento del órden solo un muerto i dos heridos.

Los rebeldes dejaron todas armas i emprendieron su precipitada fuga así a la villa de los Andes, esperanzados en sus protectores, el señor Infante i Campino, que a mas de preceptuarles la revolucion, les ofrecen jente i armas, i que imitarán su conducta en esa capital, i si se diese crédito a rumores populares, desde el dia de ayer corre de hecho en que en esa capital se ha realizado una formidable revolucion.

Todo lo que tengo el honor de comunicarlo a V. S. i de recomendar los servicios distinguidos de los soldados i honrados ciudadanos que me han servido en la empresa, cuyos nombres detallaré con mejor oportunidad para que lo eleve al conocimiento de S. E. el Vice-Presidente de la República.

Aprovecho esta ocasion para ofrecer a V. S. las consideraciones de mi respetuoso afecto.

San Felipe, Abril 9 de 1828. —Agustin Lopez.

Comandancia jeneral de armas de la provincia de Aconcagua. —Señor Ministro del Interior.


Acúsese recibo, encargándose al comandante de armas dé cuenta del pormenor de los acontecimientos a que se refiere esta nota, para dictar las providencias que correspondan en justicia.

Santiago, Abril 10 de 1828. —(Una rúbrica de S. E. el Vice-Presidente de la República). —Rodríguez.


Núm. 494 editar


Mocion

El doctor don Bernardo de Vera falleció en esta ciudad el 27 de Agosto de 1827, i desde aquella fecha su familia ha sufrido sin interrupcion cuantos males es dable imajinar. Su tierna esposa, reducida a la mayor miseria, quizá hoi no tiene con que satisfacer las primeras necesidades de la vida. Es factible que aun se le quite por el Fisco, con quien litiga, la casa que habita, i este último golpe consumiria sus desgracias, i la abismaria en un torrente de desesperacion. La Nacion i el Congreso que la representa, se halla por mil razones obligado, no solo a poner término a estos males, sino tambien a protejer la familia de tan ilustre ciudadano.

Los importantes servicios que en diferentes épocas prestó a la patria, no pueden ser olvidados sin la mayor ingratitud. Es constante que la mayor parte de su tiempo lo empleaba en ilustrar la opinion pública, presentar proyectos útiles, i contrarrestar con firmeza cuanta clase de preocupaciones i abusos podian entorpecer el engrandecimiento del pais. Su pluma nos llenó de crédito entre los estranjeros, i la justicia de nuestra causa fué defendida por él con una enerjía i elocuencia poco comun. La Nacion, pues, que ha reportado tantos bienes del saber de tan digno ciudadano, ya que no puede significarle a él su agradecimiento i premiarle sus virtudes, debe al ménos enjugar las lágrimas de su desgraciada esposa, ejerciendo sobre ella un acto demandado por la mas estricta justicia. Si el doctor Vera no se hubiese contraido con tanto empeño a los asuntos públicos i de interes jeneral, habria dejado a su mujer una cómoda i regular subsistencia.

Ella carece aun de lo mas necesario, como ya se ha dicho, i el que suscribe, apoyado en estos principios, se atreve a someter a la deliberacion de la Sala, el siguiente


Proyecto De Decreto:

Artículo Primero. Se da en propiedad a la viuda del doctor don Bernardo de Vera, la casa que actualmente ocupa.

Art. 2.º Comuniqúese al Poder Ejecutivo para su cumplimiento. —Santiago i Abril 14 de 1828. —Bruno Larrain.


Núm. 495[1] editar

Santiago de Chile, Agosto 31 de 1827.


Necrología

El 27 del presente mes, a la una i media de la mañana, ha fallecido en esta capital el doctor don Bernardo de Vera, despues de una larga i penosa enfermedad (un cirro cancroso en el estómago). La patria ha perdido en él a uno de los mas ilustres promotores i fundadores de su Independencia; la causa de la civilizacion i libertad, uno de sus defensores mas constantes e impertérritos; el foro, uno de sus mas provectos i elocuentes profesores; la literatura i las musas chilenas, uno de los mas bellos jénios que en estos tiempos hayan adornado a nuestro pais; la sociedad i especialmente sus amigos, han perdido el carácter mas amable, mas ameno, mas festivo i al mismo tiempo mas oficioso, mas jeneroso, mas benéfico de que pueda honrarse la especie humana; su familia, en fin, ha perdido al padre i esposo mas tierno, mas dulce i mas sensible.

Nació el doctor Veraen la ciudad de Santa Fé (provincias arjentinas), de padres nobles i acomodados, el año de 1780. Desde mui temprano manifestó las felices potencias con que la naturaleza le habia dotado, i queriendo sus padres cultivarlas, lo mandaron a hacer sus estudios en el colejio de Córdova, que era el establecimiento de educacion que en aquel entónces gozaba de mas reputacion en estas rejiones. Su fácil i vasta memoria, la viveza de su imajinacion, su prontitud i agudeza, juntas a una grande gracia i facilidad para esplicarse (que han sido dotes particulares de su injénio), lo hicieron distinguirse al momento en la clase de estudios que se usaban i señalarlo como el fénix del ergotismo cordovez. Si es de sentirse que no se enseñasen allí conocimientos mas sólidos, mas útiles i mas del dia, tambien es cierto que su talento aventajado se sobreponia desde entónces a la necedad o inutilidad de aquellas doctrinas, que ántes sirvieron para empezar a ejercitar su discernimiento i crítica. Su buen sentido, al mismo tiempo que su florida imajinacion lo llevaban a aficionarse i preferir siempre el estudio de los poetas clásicos i latinos (únicos que en su colejio podian alternar con los otros libros maestros), porque en aquéllos solo encontraba pensamiento:, sublimes i sólidos, sentimientos verdaderos i bellos i los únicos modelos de gusto i estilo que desde aquella edad creyese dignos de imitarse.

En el año de 1799 pasó a este pais de Presidente i Capitan jeneral nombrado por el gobierno español, don Joaquin del Pino, que era casado con doña Rafaela de Vera, tia carnal del finado. En la familia de éste vino por primera vez a nuestro país el doctor Vera. Traia ya conforme a la usanda sus tres años de lo que se llamaba filosofía i cuatro de teolojía cordoveza; pero no fueron ni estos conocimientos, ni el gran patrono con que venia, los que le hicieron ganarse el aprecio jeneral de esta capital, sino su carácter amable i sobresaliente habilidad, a que parecia dar una particular distincion su color albino, que nos era hasta entónces desconocido. Las funciones literarias que hizo en esta Universidad para doctorarse en teolojía, le ganaron un gran crédito, i no fué menor el que adquirió en el estudio i exámenes délas instituciones de Justiniano i práctica forense, habiendo tambien recibido en esta Universidad la borla que se decia de doctor en leyes i sagrados cánones. Su tio, el señor Pino, fué promovido a virrei de Buenos Aires, i a pesar de las esperanzas que debia inspirarle la proteccion de aquel alto majistrado i de un mayor teatro, él prefirió quedarse en Chile (al que desde el momento que conoció elijió decididamente por su patria), sin mas proteccion ni apoyo que el de su personal mérito i talento.

Por aquellos tiempos vino una órden real para que se proveyesen todas las cátedras de la Universidad, que ofreció en esta ciudad la ocasion de unos verdaderos torneos literarios, i el doctor Vera se presentó a la oposicion de todas en las facultades de teolojía, leyes, cánones i artes. Los aplausos, que entónces mereció, son mas para recordarse por los que los presenciaron, que para poder espresarlos con exactitud. Entre tanto, su crédito en el foro crecia i las ganancias que éste le proporcionaba, le ponian en situacion de poder sostener una familia. El doctor Vera era de un temperamento estremadamente propenso al amor i sus opiniones no eran tampoco porque la conservacion de nuestra especie debiese encargarse a otros, reservándose la facultad de asaltar la propiedad de todos. El doctor Vera casó por aquel tiempo con una virtuosa i distinguida señorita de esta ciudad (doña Mercedes de la Cuadra), de la que a los pocos años tuvo el sentimiento de enviudar, dejándole dos hijitas. Hoi solo queda una de ellas.

Pero todas las muestras que hasta aquí habia dado el doctor Vera de su jénio, pertenecian a un tiempo comun i ordinario en el oscuro i miserable teatro de una colonia española. Las grandes revoluciones son la mejor ocasion de descubrirse los grandes hombres i de manifestar a todo lo que son capaces de estenderse las facultades humanas, siendo la verdadera piedra de toque de los caractéres i las pasiones. Preciso era un ánimo mui vil, mui necio, mui interesado o mui corrompido para no detestar el orgullo i bárbara dominacion española de que la misma naturaleza nos separaba. El doctor Vera no era un empleado de aquel Gobierno i en la elasticidad e independencia de su carácter, como en el sentimiento de su propia dignidad, debia detestar la degradacion que sufríamos i desear para estos países una mejor suerte. La disolucion del gobierno español por la ocupacion del territorio de la metrópoli por las tropas francesas i separacion de la dinastía reinante el año de 1808, vino a presentar a los americanos la oportunidad de aspirar a su independencia. El doctor Vera, si no fué el primero, de los primeros que con sus insinuaciones i escritos la promoviesen en Chile. A él pertenecerá siempre la gloria de haber sido una de las tres primeras víctimas que en Mayo de 1810 fueron, por este motivo, presos por el Presidente Carrasco i sepultados en la bodega de la fragata Astrea, para ser conducidos a Lima. En Setiembre del mismo año, se debió en gran parte la instalacion de la primera Junta gubernativa de Chile a sus esfuerzos i escritos i a la influencia que tenia la correspondencia que a todo riesgo mantenia con los primeros próceres de la revolucion arjentina. Inmediatamente, como por la identidad de interes i por todo se considerasen ámbos países como una misma familia, le elijió el Gobierno de Buenos Aires por su Diputado cerca de éste a fin de uniformar su marcha, creyéndolo la persona mas a propósito para linear este objeto, pues pertenecia igualmente a los dos, al uno por su nacimiento, al otro por su eleccion despues del principio de la revolucion. Los que habeis sido autores, cooperadores o testigos de la de Chile decid ¿en qué acto de ella no ha intervenido e influido el doctor Vera? Si la historia pudiera alguna vez escribirse con individualidad, exactitud i verdad ¿cuánto no podria decir de los méritos i servicios del doctor Vera por la causa de la independencia i libertad de América? Pero los coetáneos callan por pereza i porque dan poca importancia a los sucesos de que han sido testigos o por otras consideraciones i sentimientos, i la jeneracion que sucede, ha perdido la noticia i memoria de los hechos particulares o los recibe adulterados o incompletos.

Por aquel tiempo se conoció por la primera vez la imprenta en Chile i el fué uno de los primeros que le dieron ocupacion, siendo el digno amigo i compañero del ilustre patriota i literato chileno don Camilo Henriquez. Fué tambien en los tiempos mas críticos de aquel período Secretario de Gobierno. Vuelto a ser dominado el pais por el pabellón español en 1814, el doctor Vera emigró a las provincias arjentinas, donde sus servicios fueron incesantes por el restablecimiento de la independencia de este pais. Su talento, su patriotismo i la consideracion de que gozaba lo llamaron a Mendoza a ser secretario i auditor jeneral de guerra por el jeneral San Martin, que creó i mandó el ejército que libertó a Chile de los españoles. En este carácter i destino se mantuvo hasta despues de la batalla de Maipo, en circunstancias que por su empleo era obligado a tomar las providencias mas enérjicas, mas decididas i mas odiosas contra los partidarios del gobierno español i las mas contrarias al mismo tiempo a la blandura e índole natural de su carácter.

Entonces fué cuando casó por la segunda vez con la bella i graciosa señorita doña Loreto Huidobro, a la que idolatró constantemente toda su vida i que ha quedado hoi viuda i sin hijos. . . . . . . . . . . . . . . . . .

El doctor Vera ha sido un continuo servidor de todos los gobiernos que han existido despues de la revolucion. De él fué el manifiesto de la declaracion de la Independencia de Chile, como otros muchos documentos mas o menos importantes i clásicos que incesantemente se le encargaban, aunque no tuviese ningun destino público. Ha escrito varios periódicos ya por sí solo, ya en la sociedad de otros, cuyo objeto era la ilustracion jeneral, sin que sea de este momento entrar en el exámen de su mérito en cuanto al estilo, doctrinas i opiniones. Fué Diputado, Presidente del Congreso de 1824, en el que como en todas ocasiones se hizo distinguir por su ilustracion, liberalidad i elocuencia. La calidad mas notable del carácter del doctor Vera era su espíritu conciliador i de complacencia i ésto en tiempo de revolucion, en que las facciones i los partidos se hallan tan exaltados, lo esponia a ser tenido por débil o tejedor (como se dice en el idioma del tiempo) i a que ninguno de los partidos ni facciones le tuviese por un decidido o acérrimo suyo. Pero esta circunstancia tambien le ha libertado de tener enemigos encarnizados.

El doctor Vera sufrió los dolores de su larga i cruel enfermedad i las molestias igualmente penosas que la sociedad presenta en estas tristes circunstancias; no solo con resignacion, serenidad i firmeza, sino hasta con humor festivo verdaderamente admirable i que probaba la superioridad de su alma. Esto era mas notable, si se considera que en su carácter estremadamente tierno i sensible debia hallarse traspasado de dolor al pensar en la triste situacion en que quedaban despues de su muerte su esposa e hijos.

Tal vez tambien el doctor Vera se vió en sus últimos tiempos tan falto de recursos propios que tuvo que implorar o recibir favor de la jenerosidad de sus amigos, que es el último tormento que puede tener que sufrir un ánimo noble i bien puesto.

Un filósofo griego censurado por sus discípulos de su conducta mezquina les contestó: "que mas bien queria quedase su riqueza despues de su muerte a sus enemigos, que no verse en vida precisado alguna vez a pedir socorro a sus propios amigos." El doctor Vera no solo servia gratuitamente a cuantos le ocupaban en su oficio si le decian que no tenian como pagarle, sino que se hacia el ajente, procurador i patrono de todos estos miserables que imploraban su proteccion, haciendo los costos procesales de su propia bolsa.

Con la misma jenerosidad i franqueza gastaba todo lo que ganaba a costa del mas duro i constante trabajo, no poniéndolo su profesion como otros en la necesidad de ser económico por la precision de emplear los fondos que le entraban o por solo poder mantener su crédito con la conservacion de éstos, pues el crédito de un literato no consiste en tener dinero sino en la opinion de su talento i conocimientos. Pero el doctor Vera debe ser para todos una leccion i un ejemplo de que la jenerosidad i la franqueza, si bien son unas mui bellas cualidades, que pueden proporcionar placer, sociabilidad i goces a los que las tienen i el mayor de todos el de aliviar la suerte o contribuir a la felicidad de sus semejantes, pero que ellas también conducen muchas veces a hacer perder la independencia, la estimacion i el crédito, humillan el carácter necesitando del favor de otros i por último hacen infelices a sus familias ¿Mas, quién podrá resistir a su propio temperamento. . .? . . . . . . . . . . . . . . . . .

En fin ¿por la muerte de quién se ha demostrado un sentimiento tan jeneral como por la del doctor Vera? A cualesquiera que le hiciese algun jénero de censura (de que ningun hombre está libre) podria preguntársele si él esperaba a su muerte ser tan jeneralmente sentido. El cadáver del doctor Vera ha sido acompañado en su conduccion al cementerio jeneral, la tarde del 28 del presente, por un concurso de carruajes i ciudadanos a pié, de que no habia ejemplar. I ésto con un sujeto que no deja familia en riqueza, influencia ni poder, sino solo desgraciados, es la prueba del último homenaje que ha podido arrancarse por el mérito i por el solo mérito.

Esperamos que la patria o sea a su nombre el Gobierno i sus representantes lejisladores, no dejen perecer en la indijencia a su virtuosa viuda, graciosa hija i dos últimos hijitos que tuvo fuera del matrimonio i que por la circunstancia en que han nacido, no son menos acreedores a que los patriotas i el Gobierno protejan i premien en ellos los méritos, servicios i memoria de su padre. Miéntras que nosotros continuamos llorando la pérdida de este ciudadano, ilustre por su mérito civil siempre tan raro i tan difícil por las dotes naturales i por las virtudes que se necesitan para llegar a formarse. —Santiago de Chile, Agosto 31 de 1827.


Núm. 496 editar

S. S. Secretarios:

Aun cuando los repetidos testimonios de confianza con que se me ha honrado por este pueblo en diferentes ocasiones nombrándome Diputado al Congreso Nacional pudiesen hacerme sufrir una halagüeña ilusion, siempre me veria precisado a pasar por el dolor de no corresponder a sus votos "como me ha sucedido en otras vecesn por que la enfermedad habitual de que adolezco casi desde mis primeros años, lejos de disminuirse, con el trascurso del tiempo toma mas vigor i va progresivamente destruyendo mi naturaleza e inutilizándome para todo: por manera que ni mi espíritu está capaz de contraccion i estudio, ni mi físico en estado de sobrellevar las indispensables penalidades de un camino áspero i dilatado. Es por ésto que con el mas profundo sentimiento me veo en la dura necesidad de reiterar mi renuncia del delicado cargo que se me ha confiado por la voluntad de mis conciudadanos, i espero de la bondad de VV. SS. tengan la dignacion de elevar ésta al conocimiento del Soberano Congreso a fin de que, sensible a mis padecimientos, me haya por justamente escusado de reunirme a su augusto seno i tomar en su consecuencia la deliberacion que se tiene prescrita para ocurrencia de esta especie.

Ofrezco a VV. SS. los sentimientos de mi mayor consideracion i aprecio. —Serena, Marzo 20 de 1828. —José Miguel Solar.


Núm. 497 editar

El Congreso Nacional, habiendo tomado en consideracion la nota sobre los sucesos ocurridos recientemente en Aconcagua, ha resuelto lo siguiente:

Devuélvase al Gobierno para que de cuenta oportunamente del resultado de su decreto marjinal.

El Presidente de la Sala tiene la honra de comunicarlo a S. E. el Vice-Presidente dé la Republica, i de ofrecerle las distinguidas consideraciones de su alto aprecio i respeto. —Santiago, Abril 14 de 1828. —Al Excmo. señor Vice-Presidente de la República.


Núm. 498 editar

El Congreso Nacional ha acordado que se oficie de nuevo a usted para que se incorpore a la Sala con la prontitud posible: i el Secretario que suscribe aguarda que usted se apresurará en satisfacer la confianza de sus comitentes.

El que suscribe celebra esta ocasion para ofrecer a usted las consideraciones de su aprecio i afecto. —Santiago, Abril 17 de 1828. —Al señor don Manuel Renjifo.

(Notas análogas se dirijieron a don Manuel José Gandarillas i a don Ramon Errázuriz.)


  1. Este artículo ha sido tomado del volumen 13 de Periódicos, pájina 87, de la Biblioteca Nacional. —(Nota del Recopilador.)