Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile/1823/Sesión de la Asamblea de Santiago, en 29 de marzo de 1823

Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de la República de Chile (1823)
Sesión de la Asamblea de Santiago, en 29 de marzo de 1823
ASAMBLEA PROVINCIAL
DE SANTIAGO
SESION 2.ª, EN 29 DE MARZO DE 1823
PRESIDENCIA DE DON DOMINGO EYZAGUIRRE


SUMARIO.-Cuenta.- Nombramiento de un Plenipotenciario por Santiago para que se entienda con uno de Concepción i uno de Coquimbo sobre reconstitución de la República. —Anexos.

CUENTA editar

Se da cuenta:

  1. De un oficio en que la Junta Gubernativa trascribe otro por el cual la Asamblea provincial de Coquimbo comunica haber nombrado Plenipotenciarios de aquella provincia a don Marcos Gallo, don Manuel Antonio González i don Gregorio Cordovez. (Anexo núm. 23.)
  2. De otro oficio, fecho el 26, en que la misma Junta Gubernativa anuncia que el dia de hoi pasará S. E. a la sala del Consulado para presidir la instalacion de la Asamblea Provincial. (Anexo núm. 24.)
  3. De otro oficio en que don Manuel Antonio González, Plenipotenciario de Coquimbo, comunica que ya están en la capital los Plenipotenciarios de aquella provincia i de Concepcion, e insta a la Asamblea a que nombre el de Santiago. (Anexo núm. 25.)
  4. De otro oficio en que don Manuel Novoa i don J. Pedro Arce, Plenipotenciarios de Concepcion, hacen a la misma Asamblea análogas instancias. (Anexo núm. 26.)
  5. De haberse aprobado por la Comision calificadora los poderes de los diputados electos. ( V. sesión del 22.)
  6. En seguida se lee un mensaje de la Junta Gubernativa en que ésta manifiesta los males que aflijen a la Patria i los peligros que la amagan, e insta a la Asamblea a que contribuya a restablecer la unidad del Estado. (Anexo núm. 27. V. sesiones del 23 de Julio de 1822 i del 13 de Agosto de 1823.)

ACUERDOS editar

Se acuerda:

Nombrara don Juan Egaña para que, en calidad de Plenipotenciario por Santiago, se entienda con uno de Concepcion i uno de Coquimbo, en lo tocante a la reconstitucion de la República. ( V. sesión del 30.)



ANEXOS editar

Núm. 23 editar

Con fecha 21 del corriente, nos dice la Asamblea provincial de Coquimbo lo siguiente:

La comunicacion de US., 4 del corriente, que recibió esta sala el 20 del mismo, nos instruye en el contraste que sufrieron nuestros hermanos del Perú en Moquegua, batidos por el jeneral español Canterac en el mes de Enero último, cuyo acontecimiento precisa a centralizar el gobierno de la Nacion.

Con este objeto, ya hemos sido invitados otra vez por US., i mucho mas por la Asamblea de Concepcion i el señor Freire. En esta virtud, dejamos nombrados por representantes en terna a los señores don Márcos Gallo, don Manuel Antonio González i don Gregorio Cordovez. Estos diputados marcharán a la mayor brevedad pasados los feriados de esta pascua, para acercarse a los de Santiago i Concepcion. Con esto contestamos a la espresada nota de US. —Tenemos la honra de trascribirlo a US. H. para su conocimiento i efectos consiguientes. —Dios guarde a US. H . muchos años. —Sala de Gobierno de Santiago de Chile, Marzo 29 de 1823. —Agustin de Eyzaguirre. —José Miguel Infante. —Honorable Asamblea Provincial de Santiago.


Núm. 24 editar

De órden de la Excma. Junta de Gobierno tengo el honor de avisar a US. que el sábado, 29 del corriente, a las diez i media de la mañana, pasará S. E. a la sala del Consulado para la instalacion de la Asamblea Provincial. US. tendrá a bien el disponer sean citados los señores diputados para que concurran a la hora espresada. —Dios guarde a US. muchos años. —Santiago, Marzo 26 de 1823. —Mariano de Egaña. —Señor Presidente de la Asamblea Provincial.


Núm. 25 editar

Si males ha causado una administración corrompida, muchos mas se esperan de la anarquía en que nos vemos. Como el mayor enemigo del hombre es el hombre mismo, solo necesita licencia para desenvolver sus pasiones. Dígnense UUSS. tirar una mirada sobre los pueblos de Quillota, los Andes, Talca i San Fernando, i advertirán públicas alarmas, disensiones, saqueos, muertes i cuanta clase de horrores inventó la malicia humana. La escuadra, en que consiste la principal defensa del Estado, está por irse a pique; el ejército está por disolverse por falta de auxilios. Valdivia i Concepcion sucumbirán a la invasión del enemigo, si éste sabe la ninguna fuerza de esas plazas. Lima se pierde si no la socorremos en el mes siguiente. Todo pide prontas providencias que no puede dictar sino un gobierno central.

La convocatoria cita a UUSS. para el 22 del que rije. Sé que, en efecto, se ha reunido la Asamblea; pero me dicen que ha suspendido por algunos dias sus sesiones. Las provincias de Concepcion i Coquimbo han enviado ya su representantes; i su primer encargo es centralizar el gobierno.

Yo, a nombre de los pueblos que tengo el honor de personar, i a nombre de la Nacion misma, cuya union me interesa mas que mi propia existencia, suplico a UUSS. se sirvan atender con preferencia a este importantísimo asunto.

Quizás un momento de distraccion nos quita las glorias adquiridas en doce años, i nos priva de la libertad en cuyas aras hemos consumado tantos sacrificios. —Tengo el honor de hacerlo presente a UUSS. para sustraerme de la responsabilidad en que la tardanza constituye a las diputaciones. —Dios guarde a UUSS. muchos años. —Santiago i Marzo 26 de 1823. —Manuel Antonio González. —Señores Presidente i vocales de la honorable Asamblea de la provincia de Santiago.


Núm 26 editar

Es escusado puntualizar a UUSS. el estado miserable de nuestra situación política, cuando UUSS. mismos tienen noticia de los mas tristes acontecimientos, hijos de la horrorosa anarquía en que los pueblos están envueltos. Cada momento ocurren movimientos populares, se fomentan las facciones, se repiten los contrastes lastimosos, desaparecen del mundo los brazos que la Patria necesita para su defensa.

No alcanza el cálculo a formar línea de tantos males. El modo de evitarlos está pendiente: es la centralizacion del Gobierno, por que tanto claman los libres e interesados en el bien jeneral. Para el efecto se ha reunido la Asamblea Provincial; pero, cuando creemos que sus pasos precisos i primeros al instante de su instalacion, fuese abrir sesiones con la representacion de Concepcion i Coquimbo, que se hallan en esta ciudad, sabemos con dolor i espanto, que se han diferido por toda esta semana. Un momento que se pierda, aventura la salud de la Patria: estas líneas que escribimos nos parecen una morosidad sin perdon. Tal es nuestro deseo por la brevedad en materia tan importante, i tal es la justicia i circunstancias que le demandan. En consecuencia, creemos de necesidad i de política, que UUSS. deben abrir hoi mismo las sesiones; de lo contrario, hacemos a UUSS. responsables altamente ante la Nacion, sobre que desde luego hacemos las protestas mas sérias, i esperamos en el dia contestacion, sea cual fuere la resolucion de esa Honorable Asamblea. —Dios guarde a UUSS. muchos años. —Santiago i Marzo 26 de 1823.— Manuel Novoa. —J. Pedro Arce. —Honorable Asamblea de la provincia de Santiago.


Núm. 27 editar

Señores Diputados.

La reunion de los representantes del pueblo en esta augusta Asamblea, es el momento suspirado de la Patria para aplicar remedios a los terribles males que la aflijen; i jamas Gobierno alguno se vió en circunstancias de desearla con tan ardiente empeño como la Junta Gubernativa en la crísis actual. Vosotros vais, señores, a restablecer la Nacion, que desgracias, que no era fácil prever, amagan reducir a la nada. Seis años de un Gobierno coronado en todas sus empresas con sucesos felices, respetado entre los estraños i temido al ménos en nuestro territorio, habían dado al Directorio pasado todo el poder de hacer bien. Al ímpetu de las armas i a la exaltacion de pasiones que acompañan los primeros momentos de toda revolucion, habia sucedido la calma de la paz. El pueblo conocia que sus derechos no consistian en el uso de un poder ilimitado i ejercido aisladamente, que podia precipitarle en la anarquía; í que su sólida felicidad estaba en el órden i en establecerse instituciones garantes, que bajo el imperio de las leyes le defendiesen de la arbitrariedad. Pero, por una desventura que acompaña al hado de las naciones, faltó tino para hacer el bien al Gobierno que mejor pudo hacerlo. El descontento público rompió la barrera de la opresion i, ajitadas las pasiones en este impetuoso choque contra el anterior Gobierno, amagan males que, si no se evitan ántes del término en que lleguen a ser irremediables, sumirian a la Patria en el sepulcro, llevando tras sí el recuerdo de doce años de gloria i de sacrificios perdidos. A vosotros, pues, padres del pueblo, se encarga alejar la confusion, la desorganizacion, el deshonor de la Patria. Este es el preciso i el grande objeto con que sois llamados.

La Junta no teme decirlo: Chile nunca se vió en crísis mas peligrosa. Nuestra revolución presenta vicisitudes en que cuasi se han cometido todos los errores e inadvertencias de que es capaz el espíritu humano; mas, en un gobierno siempre concentrado, i en la estrecha union de todos sus hijos, oponia la Patria un dique a las desgracias que iban a inundarla. Hoi por la primera vez amenaza el grito de desunion, i esta voz, mas que a los oidos, debe herir el corazon de los patriotas. La prudencia, un jeneroso desprendimiento de intereses subalternos que nada son delante del bien jeneral del Estado, i los principios de la mas exacta igualdad i justicia, evitarán los desórdenes, las divisiones que van a hacer a los pueblos maldecir la hora en que salieron de su tranquila esclavitud.

Luego se cumplirán dos meses que el voto de nuestros conciudadanos nos llamó a encargarnos de la administracion pública, i no ha pasado un dia de este corto período que no haya sido señalado con alguna circunstancia que agravase la amargura de nuestro corazon. Al haceros presente la situacion política del Estado, vais a fijar la vista en un cuadro de desgracias presentes i de temores para lo futuro que avergüenza nuestros días, i que silenciaríamos para que fuera de Chile no se supiesen nuestas miserias interiores, si el mal no necesítase de tan urjente remedio i si no estuviese en nuestras manos mejorar nuestra suerte i ser respetables i felices en el momento que queramos.

Chile formaba una República indivisible en principios de Noviembre último. Abrumados los pueblos del peso de la opresion, se sustrajeron de la obediencia del Director del Estado estableciendo Asambleas que reuniesen respectivamente la representación de cada provincia. Este esfuerzo jeneroso, dirijido únicamente contra el ciudadano que gobernaba con arbitrariedad, no ha podido ser una empresa contra nosotros mismos; no ha podido tener por objeto atacar la unidad de la Nacion. El Director, en los últimos dias de su mando, para restituir al país la tranquilidad que no pudo conservar, ofreció a los representantes de Concepcion (que decian obrar de acuerdo con los de Coquimbo) abdicar en la persona que ellos le propusiesen, la Dirección Suprema del Estado, cual la habia ejercido, para que este trastorno no ocasionase la disolución de la República. El pueblo de Santiago que ignoraba tal propuesta i que ademas no creia aceptasen las provincias ofrecimientos del jefe a quien combatian i de cuyo influjo desconfiaban, se anticipó a verificar el trastorno para reunirse a sus hermanos.

Permitid, señores, a la Junta una clase de vanagloria que, aunque la caractericéis de debilidad, es la que ménos puede manchar la reputacion del hombre honrado. Sus vocales tuvieron la satisfaccion de creer que, ocupando provisoriamente el Gobierno, podrian reunir la voluntad de la Nacion. Enemigos constantes del despotismo i, por consiguiente, de la administración que acababa; defensores impertérritos de los derechos de los pueblos, i habiendo dado pruebas de desprendimiento, se persuadieron que, si las provincias habian tomado las armas contra la persona únicamente del Director para reunirse en un Congreso, destituida aquélla, i convocándose éste, se habia llenado el deseo universal. Por otra parte ¿qué males podrian haber sufrido Concepcion i Coquimbo, que no hubiese sentido mas agravados Santiago? ¿Qué ventajas podrian prometerse de una reforma, que Santiago no las esperase también? Iguales los males; iguales las necesidades; iguales las circunstancias; i unos mismos los remedios, no existia una provincia en quien se presumiesen aspiraciones o intereses distintos. La Junta, sin embargo, no tuvo la lijereza de querer erijirse en suprema sin el voto de los demás pueblos. Quiso, sí, que la República permaneciese una, i avisó a las provincias que se iba a citar a Congreso, i que, entretanto, para no aparecer en anarquía, debia existir una autoridad central i suprema; que estaba en las facultades de las mismas provincias proceder a nombrarla provisoriamente hasta la reunion del Congreso; pero que, debiendo tardar tanto la elección de diputados a Congreso jeneral como la de diputados para nombramiento del Gobierno provisorio, parecia mas acertado i mas conforme a la brevedad con que la Nacion deseaba reunir sus representantes, reconocer a la Junta Gubernativa como un Gobierno provisional hasta la instalacion de dicho Congreso, para cuya convocatoria se consultó a las Asambleas de Concepcion i Coquimbo, a fin de que acordasen los términos en que debia espedirse.

Las provincias estuvieron disconformes en sus contestaciones. Ninguna tuvo a bien reconocer la autoridad central en la Junta Gubernativa, ni convenir en la citacion a Congreso sin que precediese un nuevo Gobierno provisorio. Conocimos entónces que ya estaba sobre nuestras cabezas el mal temido: la separación, aunque momentánea, de diversos territorios del Estado. Para formar ese Gobierno jeneral, centro de unión de una República indivisible, avivó la Junta negociaciones con el jeneral Freire i sus diputados, de que dará pormenor cuenta el Ministro de Estado; i que, admitidas en gran parte, quedaron sin efecto por la consulta i poderes bastantes que los diputados de Concepcion anunciaron haber pedido a aquella Asamblea.

Subsisten hasta hoi independientes de hecho las provincias, i acaba de congregarse en esta capital una diputación de las Asambleas de Concepcion i Coquimbo, con amplitud de poderes para acordar la reunión de la Nacion. La Junta no considera a aquellas provincias, como tampoco a Santiago, en calidad de Estados soberanos e independientes. Les mira como una fracción de la Nacion, cuyos magnates i representantes, ocupando el mando para conservar el órden en la disolucion del anterior Gobierno, tratan ahora de restablecer la union de la República.

La provincia de Santiago, entretanto, reconoció tranquila i espontáneamente a la Junta Gubernativa hasta Cachapoal. Los partidos de Colchagua i Maule se agregaron por sí mismos a la provincia de Concepcion, obligados, según espusieron sus Cabildos, de la fuerza de las circunstancias.

Excitados por la Junta a reunirse a la Intendencia de que siempre habian formado parte, Colchagua volvió a su antigua posicion, al contrario de Maule que, a consecuencia de un oficio de la Asamblea de Concepcion que resistía esta medida, ha continuado agregado a aquella provincia.

En esta parte el jeneral Freire concurrió a secundar los deseos de la Junta, manifestando a aquellos partidos su anuencia en que se reuniesen a Santiago. Curicó ha protestado siempre su constante adhesion al Gobierno de esta provincia, que en el dia no sufre otra desmembracion que la del territorio de Maule.

El ejemplo de provincias separadas de la indivisibilidad del Estado, de partidos segregados de sus provincias, de gobiernos municipales elejidos bajo formas distintas, ha sido funesto para la tranquilidad interior; lo es mucho mas para nuestras relaciones esteriores, i lo será incomparablemente con el trascurso del tiempo, que dé mas estension a las ideas desorganizadoras, i familiarizarse mas con ellas. Nada es mas cierto que el que los pueblos equivocan sus ideas de libertad hasta abrazar en su lugar al monstruo precursor seguro de la esclavitud. En varios partidos se han sentidos síntomas de este desórden, último término a que pueden llegar las desgracias públicas. En Casablanca una reunion de pueblo atacó con armas a su Teniente-Gobernador. En Quillota algunos vecinos descontentos dieron a Chile por la primera vez el lamentable espectáculo de la sangre de los hijos de la Patria, derramada en medio de las poblaciones, por altercados sobre el Gobierno. En otros puntos la Junta ha conseguido sofocar las disensiones intestinas con medidas de suavidad i de prudencia.

Salvadas una vez las barreras del órden, es preciso que el Gobierno se resienta de debilidad, puesto que, sin la obediencia í eficaz cooperacion de los súbditos, no puede hacer uso de los únicos resortes con que ha de manejarse el cuerpo político. Los pueblos amenazan con separarse o agregarse a su arbitrio. Los ciudadanos particulares creen que usan de la soberanía que reside en el pueblo cada vez que, reuniéndose, intentan un trastorno. Los funcionarios públicos, vacilantes i fluctuando entre incertidumbres i temores de una variacion repentina, no usan del vigor que convendria para contener la ruina del edificio social. El subalterno no obedece al superior, cuya autoridad reputa momentánea i fácil de alejar de sí. En tales circunstancias, sin libertad, sin poder, ¿cuál será la administración?

Dividida de hecho la Nacion con tres autoridades soberanas que se gobiernan por sí mismas i aun sin consultarse i acordarse entre sí, todos los negocios de interes jeneral, todos los que dicen relacion al cuerpo de la República se hallan abandonados para mayor desgracia i destruccion de la Patria. El Perú, señores, es el objeto mas triste i urjente que se presenta a nuestros ojos. El ejército libertador, compuesto de los vencedores de Chacabuco i Maipo; este ejército, cuyo trasporte a dar la libertad al Imperio de los Incas, habia costado tan enormes sacrificios a Chile, ha sido batido por el jeneral Canterac. El Perú debe volver a encorvarse bajo el yugo de la atroz e irritada España, si Chile, a donde aquellos nuestros desgraciados hermanos estienden los brazos, no les auxilia poderosa i oportunamente. No solo el ínteres jeneral que nos empeña en sos tener la causa de la independencia; no solo la humanidad i la fe de los tratados, sino nuestra propia conservacion nos impelen al socorro, a la defensa de la América que debe hacerse en aquel último teatro de la guerra. Defendiendo al Perú, defendemos en su territorio a Chile, a todo el continente. ¿Quién dudó jamas que el empeño mas noble, el mas útil, el mas necesario que alguna vez pudo la Patria consagrar a su libertad era este auxilio? La Junta lo decretó despues de acordarlo en consejo de los oficiales jenerales del Estado; mas la falta de un Gobierno central i supremo ha aparecido como un obstáculo para esta empresa, es decir, para salvar nuestra existencia.

No puede concebirse situacion mas deplorable que la que ofrece la Hacienda pública. Mas de un millon de deuda de urjente pago; mas de 40,000 pesos de presupuesto para gastos inescusables del momento; i una lista mensual que excede en cuatro tantos a las entradas actuales del Erario, ofrecen un cuadro casi desesperadamente desconsolador. El Ministro, encargado de este departamento, instruirá a la Asamblea de su pormenor. Establecer un nuevo sistema de Hacienda, reformar los abusos, reducir los gastos a una justa proporcion con las entradas, son pasos que requieren la centralizacion del Gobierno.

Un empréstito ruinoso que esclaviza por muchos años la Nacion i agota sus recursos, llama la atencion del Gobierno, o para apartar de nosotros si es posible este peso insoportable, o para hacer ménos funestas sus consecuencias. En cada dia que corre, se aumenta la deuda i se agrava nuestra responsabilidad. Si toda la Nacion obligada ha de ser la que adopte el remedio necesario, considerad, señores, que ménos motivo de urjencia es este para acelerar la centralizacion del Gobierno.

La escuadra nacional, esa escuadra a quien indisputablemente se debe la destrucción de la tiranía, se halla surta en nuestros puertos, donde los buques, o ya se han inutilizado, o por sus contínuos deterioros están mui cerca de este término. Sus oficiales, entretanto, que se cubrieron tantas veces de gloria en el Pacífico, existen a medio sueldo, i en la mayor parte estranjeros, se ausentan diariamente, siendo su pérdida irreparable en el momento del peligro. Un Gobierno jeneral, aprovechando los recursos de todo el país, volvería nuestra marina al pié brillante de 820. Hoi, una sola provincia, incapaz de ocurrir a tales gastos, seria triste espectadora del aniquilamiento de la principal fuerza de una nacion, cuya guerra es ya ultramarina.

Entre las empresas que el Director habia combinado con acierto, lo era singularmente la ocupación de Chiloé. No solo es este archipiélago una parte importante de Chile, que debe reunirse al resto libre de la Nacion, sino que su posesion por el enemigo es para Chile un continuo objeto de alarma, i hace ademas interminable la guerra de Valdivia. Los gastos que sin intermision exijia la fuerza de mar i tierra que habia de cubrir aquel punto a donde permanentemente llamaba la atencion el enemigo, bien valían el empeño por una vez de acabar con este último atrincheramiento de la tiranía en Chile. Con nuevo sacrificio del pueblo se dirijió a Valdivia una espedicion que debia, por sus aprestos i bravura de nuestras tropas, terminar la guerra continental. Nuestros últimos movimientos políticos han inutilizado esta empresa. Considerable parte de la guarnicion regresó a Valparaíso, i aunque la Junta, de acuerdo con el jeneral Freire, ha hecho volver la fuerza necesaria para defender a Valdivia, Chiloé queda siempre bajo la dominacion española, i como un punto desde donde la tiranía, en el último acceso de la desesperacion, i con importantes auxilios que ha recibido, puede renovar las escenas de 813, organizando i dirijiendo al continente ejércitos que nos subyuguen. Un Gobierno jeneral haría revivir la espedicion de Chiloé, tan necesaria para asegurar la libertad i lavar la afrenta que recibe la Patria en que aun permanezcan enemigos en su territorio.

Nuestras relaciones esteriores, subsistiendo en el mismo pié que en Julio del año anterior, aunque tío nos ofrecen motivos de afliccion, nos recuerdan que nuestras desavenencias llevan consigo el deshonor de Chile i nos hacen perder el crédito de doce años, adquirido a tanta costa. En Europa no se dudaba de la suerte de América. La union i la consistencia de sus Gobiernos se han mirado justamente como la mejor garantía de nuestra independencia; i la España, para retraer a aquellas potencias de su solemne reconocimiento, no ha usado de otras armas que la de representarnos sumidos en la anarquía. En América, al reves del Perú, es reparable siempre que nos unamos; i la Junta, despues de haber procurado en este corto tiempo estrechar sus relaciones con Colombia i con los Estados trasandinos, les ha excitado a ocurrir en el peligro comun a la defensa del Perú. El Ministro de Relaciones Esteriores os instruirá de los pasos dados a este fin.

Nuestras instituciones i nuestra administración interior tampoco ofrecen, señores, un cuadro con que nos podamos consolar. No hai una que no necesite de reforma, i si el destino feliz de la Patria coloca a su frente a un jenio capaz de dirijirla, él deberá crearlo todo. La educacion, esta base de la prosperidad nacional, se halla en el estado mas deplorable. Descuidada, por no decir abandonada, sin fomento, sin un plan, sentimos las consecuencias de este mal en los mismos movimientos actuales. La administracion de justicia necesita reformas considerables, o, por mejor decir, exije un nuevo sistema adecuado a las luces del siglo i a la posesion de los derechos que ha recobrado la humanidad, para ponernos siquiera al nivel de una nacion de quien dependíamos i cuyos usos bárbaros i destructores hemos conservado, sin aprovechar las mejoras saludables que ella misma hizo posteriormente. La policía, absolutamente abandonada en todos sus ramos, no existe, así como tampoco no hai un establecimiento de beneficencia pública, o que fomente nuestro comercio, nuestra minería, nuestra industria i nuestra agricultura.

Nuestra fuerza militar se halla consignada en manos del jeneral Freire, de este oficial que, en catorce años de servicios no interrumpidos i en acciones gloriosas que llenaron de gozo a la Patria, acreditó su amor público i su moderacion. Si el manejo de la Junta no hubiese sido tan franco i manifiesto; si el testimonio de la conciencia no asegurase a sus vocales que han hecho cuanto en bien del país pedian el honor, la justicia i la política; si en las circunstancias eminentemente difíciles en que se ha visto constituida encontrase otro camino que haber tomado, ella temería que en este punto la cargaseis con una responsabilidad a que no pudiese satisfacer. Cuando espiró el Gobierno Directorial, era el jeneral Freire el ciudadano que reunía la opinion universal; era tambien el único que podia contener el ímpetu de pasiones exaltadas i los funestos efectos de ilusiones políticas nacidas de principios mal entendidos i aplicados; en suma, era el hombre que debia arrancar a la Nacion de las garras de la anarquía que amenazaba devorarla, i dar a su Patria una suerte mas gloriosa. Jamas mortal se vió en circunstancias de hacer servicios mas importantes al país en que vió la luz, teatro de sus fatigas i de sus laureles. Su voz, escuchada con las íntimas efusiones del placer i del reconocimiento desde un estremo a otro de la República, debia ser la señal de reunion de todos los pueblos bajo un Gobierno tan respetable i vigoroso como el que acababa, i tan liberal, justo i benéfico como teníamos derecho a esperar. En semejante coyuntura, se presentó en Valparaíso con un ejército i una espedicion salida de Talcahuano despues de haber recibido comunicaciones de la Junta donde le manifestaba sus cordiales sentimientos, la separacion del Director i la conformidad de votos de la Nacion. Este acto, que acaso fué mirado por algunos como indicio de una conducta hostil o solapada; como indicante de pretensiones exorbitantes, que se quisiesen hacer valer con las armas, como distante del respeto i consideracion debidas al Gobierno, sin cuya anuencia i aun sin pretestos, se trasportaba un ejército al territorio de su mando, sorprendió a la Junta, pero no la inquietó. ¿Por qué desconfiar del hombre cuya modestia i liberalidad de principios eran tan notorios i tan jeneralmente proclamados? ¿Cómo recelar del ciudadano en quien la Patria ponia sus esperanzas i a cuya virtud se confiaban sus destinos? El fué invitado a pasar a Santiago, él fué llamado a los acuerdos que tenian por objeto el bien jeneral de la Nacion. Os aseguramos, señores, que no hemos omitido medio, temperamento, fatiga para cortar con su influjo las diferencias públicas. Reclamó el mando del ejército que existia en la provincia de Santiago, i le fué concedido en prueba de nuestra ilimitada confianza, como garantía de nuestra uniformidad de sentimientos i con la condicion de reconocer la autoridad de quien recibía este mando, para no faltar a los deberes que nos impusieron los pueblos cuando, junto con el Gobierno, nos entregaron la fuerza destinada para su defensa i responsabilidad. Al observar que, sin establecerse el Gobierno central, el jefe que se titulaba jeneral de una provincia independiente de hecho, trasladaba allí las tropas de Santiago, al notar que se removian comandantes, se nombraban otros sin consulta de la Junta i aun contra su voluntad, ésta hizo las reclamaciones que creyó convenir a su deber i a su dignidad. Los Ministros de Estado os pasarán la correspondencia seguida entre la Junta i el jeneral Freire por los diversos departamentos del Ministerio. En ella encontrareis que este jeneral ha declarado solemne i formalmente que ni él ni el ejército están sujetos a la Junta, i que no reconoce en ella autoridad alguna sobre la fuerza militar, cuyo mando independiente i esclusivo corresponde a él mismo. En ella observareis igualmente que por este motivo se suspendieron las providencias acordadas para el pronto envío de tropas en auxilio del Perú, mal que, entre los actuales, no ha sido el que ménos ha aflijido los dias amargos de nuestra administracion.

Si la Junta no ha podido conservar una estrecha armonía con el jeneral Freire, os recomienda fuertemente, señores, que procureis conseguir este bien. No olvideis que es el hombre único que puede salvar la Patria, i contad seguramente con su desprendimiento. Llamadle a vuestro seno, i sed mas felices que nosotros en inspirarle confianza i borrar impresiones que suenen a provincialismo o principios destructores. Que los jenios maléficos, que los que aspiran a un interes personal, que los irreflexivos e inespertos no triunfen i arranquen los laureles pacíficos reservados para los ciudadanos que restablecen su Patria oprimida por males interiores.

Si el jeneral Freire, al conservar independiente el mando de la tropa, ha querido evitar los estragos de la guerra civil, resultado preciso de la anarquía; si, ha tratado de impedir la disolucion del ejército; si con toda la fuerza de la República a sus órdenes, ha querido conservar su influjo i respeto, para hallarse en situacion de hacer el imponderable bien de terminar desavenencias; si aprovecha su crédito i su opinion para restablecer inmediatamente la República a su anterior indivisibilidad bajo un Gobierno supremo i enérjico; si, con su fuerza no se constituye un espectador indiferente de las desgracias públicas, o deja abismarse a las provincias en eternas disputas sobre derechos i teorías; si en el mejor modo que permitan las circunstancias, i con las garantías posibles para asegurar provisoriamente la libertad, concurre a establecer un Gobierno pro visional, ínterin se reúne el Congreso jeneral que en plena libertad dicte la Constitucion permanente del Estado, él habrá usado de una política tan sublime como benéfica, i será en todos sentidos el libertador de su Patria. Tal es el gran cuadro de los negocios públicos, i vuestros trabajos van a ser tan árduos como importantes. Mil reformas, mil providencias útiles habría dictado la Junta si su autoridad vacilante, la situacion política del Estado i sus atenciones, diríjídas esclusivamente a la union de la Nacion, no la hubiesen sido un obstáculo insuperable. Acaso nos hemos equivocado: talvez el error ha precedido a muchas de nuestras deliberaciones; él es inseparable de la condicion humana; pero dispensad, padres del pueblo, nuestras faltas, que ciertamente se han cometido en medio de un desinteres i un amor público de que nos lisonjeamos. Entretanto, buscad al ciudadano que haya de subrogar nuestro cargo provisorio. ¡Ojalá su mando sea momentáneo, porque consigais tan pronto como conviene el establecimiento del Gobierno Soberano! La razón, la esperiencia i la opinion pública están de acuerdo en que a uno solo debe confiarse el Poder Ejecutivo. Ni los tres, ni alguno de nosotros nos consideramos capaces de llevar al término el triunfo del orden. Descargadnos de un peso que nos abruma, i sea ésta la recompensa de una administracion en que las fatigas, las dificultades i los sinsabores han excedido al tiempo i a nuestras fuerzas. —Agustín de Eyzaguirre. —José Miguel Infante. —Fernando Errázuriz. —Mariano de Egaña.