Semblanzas: 282
SAGASTI, DON LUIS.
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Mas por lo fervoroso de su tono, que por la malignidad de sus conceptos, ni dureza de sus palabras, tiene la desgracia de provocar una tempestad siempre que toma la palabra en el Congreso. Así es que lo economiza cuanto puede, y hace bien, pues no está todos los días dispuesto el ánimo para escenas tremebundas. Verdad es que nadie le ayuda en la lucha; pero no debe extrañarse mucho, porque en estos tiempos de intereses positivos al que cae no lo levanta más que la caridad, para darle sepultura.
Ahora es director de La Nación, se entiende el periódico, y ya que tanto lo contrarían cuando habla, se desquita con usura escribiendo.
Es alto, grueso y corto de vista. Cuando habla, se afirma abriendo mucho las piernas, y poniendo los brazos en jarras: postura verdaderamente adecuada para resistir un huracán.