RUBIO, DON ANTONIO. editar

Por Tafalla, provincia de Navarra.


Es el menos arrebatado que hay entre todos los señores diputados, á pesar de ser joven. Nada puede hacer sin meditación, nada de improviso, y por eso en las dos veces que usó de la palabra se preparó llevando por escrito sus discursos. Es un orador de partida doble: primero lee para sí cada uno de los párrafos, y después los dice oralmente; pero los dice con suma lentitud, y los lee con tanta lentitud como los dice: por esto, si bien se considera, en vez de orador de partida doble es orador de partida triple.

Las ideas que emite son claras y el lenguaje puro, pero los argumentos son triviales y el estilo pedantesco. Esta opinión nuestra será difícil rectificarla con una nueva observación, porque su señoría no se da prisa para cosa alguna, y será un imposible moral que alcancen nuestros días á oírle otra vez usar de la palabra.

Además del carácter de diputado tiene su señoría el de secretario de S. M. la Reina Madre.

Su aspecto es tranquilo, su fisonomía inalterable, su espíritu impasible, su mirada pacífica, su hablar pausado, su tono calmoso, su paso muy grave y ... como se llama Antonio, es bien seguro que si lo hubiera conocido el padre Isla, á nadie con tanta preferencia como á S. S. le habría dedicado aquella magnífica décima que tanto se repite hace más de un siglo:


Que se alborote el abismo,
que el cielo se caiga abajo,
que el Ebro se pase al Tajo,
don Antonio siempre el mismo.
En celestial parasismo
parece que se enajena;
cuando llueve, cuando truena,
su semblante siempre igual;
y si muere de algún mal,
será de gota serena.