RIVAS, DON FRANCISCO DE LAS.

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Por Bilbao.


Cuando mandaban los progresistas, no salía del ministerio de Hacienda y siempre estaba ofreciendo la suya para el servicio público: pero repentinamente volvió la oración por pasiva, y, aunque S. S. no sabe gramática, la construyó á las mil maravillas. Conoce bien los negocios, y en asuntos de política olfatea á larga distancia, porque tiene suficiente nariz para ello.


Bien podría ser del número académico,
porque sin duda es consumado helénico;
y ojo tendrá menguado y muy raquítico
quien no descubra en él un gran político.

Consiste el que no sea un buen retórico
en que es práctico más que no teórico;
y por callar no es lerdo ni es apático,
pues su silencio es un lenguaje enfático.

Lo suponen algunos muy escéptico,
pero es en realidad notable ecléctico;
y su indiferentismo es sistemático
á fuer de cauteloso diplomático.

Pero aunque esto no fuera, ni filólogo,
nunca dirán que yo escribo un apólogo
del que en tiempo tan rudo y tan vandálico
ha sabido juntar tanto metálico.