MIOTA, DON GREGORIO.

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Por Puente del Arzobispo, provincia de Toledo.


El ministerio puritano lo separó de la plaza de letrado consultor del tribunal de Comercio de Madrid, y el actual gobierno lo repuso en noviembre de 1847: pero el Congreso acordó no sujetarlo á reelección, porque cuando eligieron diputado á su señoría tenía el mismo destino. ¡No está malo el pretexto! ¿Dejará el señor Miota de haber recibido del actual gobierno un nombramiento que le vale de 50 á 60,000 reales al año? O se le ha dispensado gracia ó justicia: si lo primero; la cuestión está resuelta: si lo segundo, será necesario convenir en que la asesoría del tribunal de Comercio de Madrid es una propiedad del señor Miota, y que ningún gobierno tiene el derecho de quitársela. En este caso deberían ser repuestos inmediatamente en sus destinos todos los respetables y sabios magistrados que han sido separados con la más vituperable arbitrariedad porque profesan ciertas ideas políticas que nada implican para el desempeño de su ministerio.

Está visto, la ley de casos de reelección ha sido inútil, pues hay un centenar de diputados que la han eludido, y en algunos casos de un modo tan evidente que no deja la menor duda. El señor Escudero y Azara, por ejemplo, de la universidad de Zaragoza fué ascendido á la de Madrid con una aumento de 4000 reales sobre el sueldo que tenía, y sin embargo la mayoría declaró que era igual un destino al otro, y continúa siendo diputado sin haberse sujetado á reelección.

El señor Miota tiene trazas de lego, pero no lo es, pues sabe de memoria el Código de comercio y todas las demás leyes, menos la de casos de reelección.

Su voz es muy nasal, y no puede dejar de ser así porque tiene su señoría las narices como el pico de una gaviota.