DESCARTIN, DON GREGORIO.

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Por Caspe, provincia de Zaragoza.


Este aragonés vino á Madrid con tanta fe que no tenía paciencia para esperar á que se aprobase el acta de su distrito, y quiso tomar su asiento de rondon. Todos los días andaba á vueltas con la comisión de actas, y poco le faltó para pasar á mayores con el presidente y con los secretarios del Congreso.

Conseguido su objeto desapareció, sin que haya vuelto á presentarse.