COMPANI, DON JOAQUIN.

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Por Enguera, provincia de Valencia.


Le hemos oído en el Congreso, y no hemos podido comprender mas que alguna que otra vulgaridad en medio de la mayor confusión de ideas, y de la forma mas desaliñada. Aquí del célebre literato á quien le presentaron un soneto para juzgarlo, y como no comprendiese nada de él, hubo de preguntar al autor: ¿qué ha querido Vd. decir?

— Tal cosa.

— ¿Y por qué no lo ha dicho Vd.?

Por si nuestros lectores necesitan antecedentes para calificar las ideas administrativas de este señor diputado, copiaremos lo que dijo en contra del proyecto de ley sobre ingreso y ascenso de empleados en el ramo de Gobernación:

«Señores, no nos quedan más elementos de gobierno por desgracia que el cansancio de los pueblos y la empleomanía. No hay que declamar contra la empleomanía, ni que buscar medios para destruirla: eso queda bien para los miserables libelistas, eso queda bien para un estudiantuelo, eso queda bien para un vulgar declamador.»

Así se explicó el 19 de abril de 1849, así consta en el Diario de las Sesiones. El desconcierto de su discurso, las absurdas consideraciones de que está todo él salpicado, nos hacen creer que S. S. estaba algo enfermo, y como los niños y los que de ese modo se encuentran suelen decir las mayores verdades, el señor Compani, sin embargo de ser el moderado más inmoderado y el más decidido defensor de su partido, se olvidó que estaba hablando en público, y nos espetó un gran secreto que no había sido revelado hasta entonces, á saber: Que el partido que hoy tiene las riendas del Estado no cuenta con más medios para gobernarlo que con el cansancio y postración de los pueblos (ó lo que es lo mismo, la fuerza) y con la empleomanía (que es sinónimo de soborno).

Queda, pues, demostrado que el señor Compani dice lo que siente, y que no se para en pelillos cuando quiere emitir una idea. Su modo de hablar es altisonante y ahuecado, y el tono monótono y uniforme como los cómicos que saben el papel de memoria y lo relatan sin ninguna pausa para salir pronto de apuro.

Le tenemos por independiente, veraz y buen caballero.