COLLANTES, DON AGUSTÍN ESTEBAN.

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Por Carrión, provincia de Palencia.


Relator de dimes y diretes y de todas las recriminaciones y chismografías que pueden echarse en cara los partidos; pero bien merece ser disculpado por la mucha afición que tiene á hacer economías. Allá va la prueba que nos dió en 15 de enero de este año.

«Los que queremos verdaderamente al pueblo votaremos que no se discutan los presupuestos, y con más razón considerando que todavía no he conocido á un hombre que cuando ha llegado al poder haya cumplido lo que prometió. Yo preferiría votar otras contribuciones y otros medios mayores que los que pide el gobierno
«Estos argumentos que se hacen aquí, señores, están tan gastados como los programas que se han hecho para la diputación á Cortes, y como los que se han hecho para diferentes ministerios.»
«¿Qué ha pasado en presencia de unas elecciones, cuando centenares de candidatos se han presentado á los electores, ofreciendo mejor materiales, y diciendo que nunca serían empleados, que para ellos no querían nada, y sí mucho para los pueblos? Que luego que han venido aquí se han apresurado á hacerse empleados, y que en todo han pensado menos en cumplir las promesas que hicieron antes de obtener los votos de los electores.»
«Yo soy empleado, y no vengo aquí á hablar contra los empleados, ni á favor de los pobres pueblos, ni otra porción de cosas que serán muy agradables para los que no conozcan lo dulce que es vivir á costa de la Nación.»
«El partido progresista no ha hecho una sola reforma beneficiosa al país. Nosotros somos los que hemos labrado su felicidad, y le hemos prestado grandes servicios, y en pasando veinte años mas que será lo que podrá durar el actual ministerio, se irá arreglando un poco la hacienda [1]

De la redacción de la Posdata pasó el señor Collantes á la secretaria del gobierno político de la provincia de Madrid; después ha sido inspector civil con 40,000 del pico, y ahora no disfrutará menor sueldo en la dirección de correos que desempeña.

Habla incorrectamente, y con el tono y maneras que suelen usar disputando los hombres vulgares.

No es malo que la Nación
á sus servidores pague;
pero causa admiración
que premie al pobre ramplón
y á los tiranos halague.
El servicio que ha prestado
el hombre de que se trata,
merece ser celebrado...
fué redactor redactado
en la insolente Posdata.
Tuvo la rara manía
de sacar á la corambre
los defectos que no había,
cuando tal hambre tenía
que se alimentaba de hambre.
Era una carga de insultos
para el pueblo bien amarga;
y por sus tratos ocultos
dicen algunos adultos
que bien merece otra carga.
Al cambiar de situación
dejó de ser basilisco,
y con tan sana intención
pegó á la patria un mordisco
que... ¡Chiton! ¡Chiton! ¡CHITON!


  1. Véase el Diario de Cortes; página 391.