CAMPOY Y NAVARRO, DON CRISTÓBAL.

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Por Vera, provincia de Almería.


Fué auditor de guerra en el ejército de don Carlos, y cuando algunos intolerantes le dirigieron por ello alguna peladilla, no tuvo reparo en asegurar que era el gobierno de los moderados el más conveniente al país, y que al jurar la constitución renunció á sus antiguas creencias y abjuró completamente sus errores.

El gobierno creyó sin duda en su arrepentimiento, y después del 26 de marzo de 1848 le nombró director de policía; de cuyo destino fué separado para nombrarle jefe político de Granada.

Hoy figura en el número de los cesantes, por eso pertenece á la oposición. Los ministro actuales eran muy buenos en su día, y hoy, según el señor Campoy, deben caer de sus puestos agobiados por el peso de sus injusticias.

Está soñando con ser ministro, y por eso habla con alguna frecuencia en el Congreso: pero lo hace tan mal casi siempre, y desempeña en la fracción á que pertenece un papel tan subalterno, que no será muy fácil que consiga ver realizados sus delirios.

Cuando anda se tambalea, de modo que parece que le llevan en procesión: es grueso, pálido y como signo del empleo que desempeño en la corte de Oñate, gasta bigote.