ARMERO, DON JOAQUIN.

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Por Carmona, provincia de Sevilla.


Andaluz pur sang y mariscal de campo, que habiendo hecho ya su jugada no está por nuevas aventuras; pero si son amorosas no huye el lance.

Es joven, viste bien, y aunque es diputado desde 1843, época para él de feliz recuerdo, nunca usó de la palabra hasta los días 26 y 27 de noviembre último, en que á propósito de la prisión de Diez Martínez dijo sustancialmente lo que sigue:

«Ni temor ni recompensa
me apartan de lo que pienso;
no vengo á quemar incienso
sino á hacer una defensa.
Preso y encausado, pues,
sin razón está mi amigo;
siendo francés un testigo
que recuso por francés.
Juez y fiscal juntamente
tienen los ojos cerrados....
Húndanse los magistrados
y sálvese mi cliente.