Santa
En la ventana está ocultando
desdorados sándalos viejos
de su viola resplandeciente
—flauta o laúd en otro tiempo—,
la pálida Santa que extiende
el libro viejo que prodiga
el Magnificat deslumbrante
según las completas y vísperas.
Roza el vitral de ese ostensorio
el harpa alada de algún Angel
creada en el vuelo vespertino
para el primor de su falange.
Y deja el sándalo y el libro,
y acariciante pasa el dedo
sobre el plumaje instrumental
la tañedora del silencio.