Ruego a Prometeo
Agrándame tu roca, Prometeo;
entrégala al dentado de la muela
que tritura los astros de la noche
y hazme rodar en ella, encadenada.
Vuelve a encender las furias vengadoras
de Zeus y dame látigo de rayos
contra la boca rota, mas guardando
su ramo de verdad entre los dientes.
Cubre el rostro de Zeus con las gorgonas;
a sus perros azuza y los hocicos
eriza en sus sombríos hipogeos:
He aquí a mi cuerpo como un joven potro
piafante y con la espuma reventada
salpicando las barbas del Olimpo.