Rosa Luz
La morena Rosa Luz, que es mi beldad,
a quien amo con todito el corazón,
saborea las delicias del cariño
y ella vive muy feliz con su pasión.
En sus ojos se refleja la ansiedad
porque libe de sus labios el amor;
entre besos y suspiros sollozante me confiesa
que su vida es mi afecto y mi calor.
Siempre dicen que el cariño nace así,
como nace entre el follaje una flor:
sin que nadie la regara ni advirtiera,
vive sola en el mundo del amor.
Sus miradas con las mías se cruzaron
una tarde del otoño que pasó
y entre el fuego de dos haces convergieron
los ideales de dos seres en un solo corazón.
Todo cambia y en sus ojos hoy no encuentro
las miradas que ese otoño descubrí;
será acaso mis pupilas que no miran
o, quién sabe, si ella ya no piensa en mí.
Cruel martirio se apodera del querer
y los celos me hacen la vida un sufrir;
tengo miedo de que broten de otros labios las promesas
de cariño que ella me oyó a mí.