Rey don Sancho, rey don Sancho,
cuando en Castilla reinó
le salían las sus barbas,
¡y cuán poco las logró!
A pesar de los franceses
los puertos de Aspa pasó;
Siete días con sus noches
en campo los aguardó,
y viendo que no venían
a Castilla se volvió.
Matara al conde de Niebla,
y el condado le quitó,
y a su hermano don Alonso
en las cárceles lo echó.
Después que le tuvo preso
un pregón hacer mandó:
que el que rogase por él,
que le diesen por traidor.
No hay dama ni caballero
que por él rogase, no,
sino fuera una su hermana
que al rey se lo pidió:
-Rey don Sancho, rey don Sancho,
hermano mío y señor,
cuando yo era pequeña
sé que un don me prometió;
agora que soy crecida,
señor, otórgamelo.
-Pedidlo vos, mi hermana,
mas con una condición:
que no me pidáis a Burgos,
a Burgos, ni a León,
ni a Valladolid la rica,
ni a Valencia de Aragón,
cualquier otra cosa, hermana,
no se os ha de negar, no.
-Señor, yo no os pido a Burgos,
a Burgos, ni a León,
ni a Valladolid la rica,
ni a Valencia de Aragón;
lo que pido es a mi hermano,
que lo tenéis en prisión.
-Pláceme, le dijo, hermana,
mañana os le daré yo.
-Vivo lo habéis de dar, vivo,
vivo, que no muerto, no.
-Mal háyades vos, hermana,
y quien tal os aconsejó,
que mañana, de mañana,
muerto se le diera yo.