Don Rodrigo de Padilla,
aquel que Dios perdonase,
tomara e rey por la mano
y apartólo en puridade
-Un castillo está en Consuegra
que en el mundo no le hay tale,
más para vos vale, el rey,
que para el prior de Sant Juane.
Convidédesle vos, el rey,
convidédesle a cenare,
la cena que vos le diésedes
sea como en Toro a don Juane,
que le cortéis la cabeza
sin ninguna piedade:
desque se la hayáis cortado,
en tenencia me lo dade.
Ellos en aquesto estando,
el prior llegado hae.
-Mantenga Dios a tu Alteza,
y a tu corona reale.
-Bien vengades vos, Prior,
digades me la verdade:
¿el castillo de Consuegra,
decidme, por quién estáe?
-El castillo con la villa
está todo a tu mandar.
-Pues convídoos, el Prior,
para conmigo a cenar.
-Pláceme, dijo el Prior,
de muy buena voluntad.
Deme licencia tu Alteza,
licencia me quiera dar,
mensajeros nuevos tengo,
irlos quiero aposentar.
-Vais con Dios, el buen Prior,
luego vos queráis tornar.
Vase para la cocina,
donde el cocinero está;
así hablaba con él
como si fuera su igual:
-Toma estos mis vestidos,
los tuyos me quieras dar;
ya después de medio día
salido se ha a pasear.
Vase a la caballeriza
donde el macho fue a estare.
-De tres ya me has escapado,
con esta cuatro serane,
y si de ésta me escapas,
de oro te haré herrare.
De presto le echó la silla,
y comienza de caminar.
Media noche era por filo,
los gallos querían cantar
cuando se entró por Toledo,
por Toledo, esa ciudad.
Antes que el gallo cantase
a Consuegra fue a llegar.
Halló las guardas velando,
y empiézales de le hablar:
-Digádesme, veladores,
digádesme la verdad,
¿el castillo de Consuegra,
cúyo es y a qué mandar?
-El castillo con la villa
es el prior de San Juan.
-Pues abridesme las puertas,
catalde aquí donde estáe.
La guarda desque lo vido
abriólas de par en par.
-Tomádesme ese macho,
de él me querades curare:
dejádesme a mí la vela,
porque yo quiero velare.
¡Velá, velá, veladores,
que rabia os quiera matare!
que quien a buen señor sirve,
ese galardón le dane.
Y estando él en aquesto
el buen rey llegado hae:
halló las guardas velando,
comiénzales de hablare:
-Digádesme, veladores,
que Dios os quiera guardare:
¿el castillo de Consuegra,
dígades, por quién está?
-El castillo con la villa,
por el Prior de San Juan.
-Pues abrádesme las puertas;
catalde aquí donde está.
-Afuera, afuera, el buen rey,
que el Prior llegado ha.
-¡Macho rucio, macho rucio,
muermo te quiera matar!
¡siete caballos me cuestas,
y con este ocho serán!
Abridme, buen Prior,
allá me dejéis entrar;
que por mi corona os juro
de nunca he haceros mal.
-Hacerlo he esto, buen rey,
que agora en mi mano está.