Romance del duque de Arjona

​Romance del duque de Arjona​ de Anónimo
        En Arjona estaba el duque		
	y el buen rey en Gibraltar, 		
	envióle un mensajero 		
	que le viniese a hablar. 		
	Malaventurado el duque 	 
	vino luego sin tardar; 		
	jornada de quince días 		
	en ocho la fuera a andar. 		
	Hallaba las mesas puestas 		
	y aparejado el yantar, 	 	
	y desque hubieron comido, 		
	vanse a un jardín a holgar. 		
	Andándose paseando, 		
	el rey comenzó a hablar: 		
	-De vos, el duque de Arjona, 	 
	grandes querellas me dan: 		
	que forzades las mujeres 		
	casadas y por casar, 		
	que les bebíaides el vino 		
	y les comíades el pan, 	 
	que les tomáis la cebada, 		
	sin se la querer pagar. 		
	-Quien os lo dijo, buen rey, 		
	no os dijera la verdad. 		
	-Llamaisme a mi camarero 	
	de mi cámara real, 		
	que me trajese unas cartas 		
	que en mi barjuleta están. 		
	Védeslas aquí, el duque, 		
	no me lo podéis negar. 	 
	Preso, preso, caballeros, 		
	preso de aquí lo llevad: 		
	entregadlo al de Mendoza, 		
	ese mi alcalde el leal.