Romance del conde Alemán

Romance del conde Alemán
de Autor anónimo
         A tan alta va la luna 		
	como el sol a mediodía, 		
	cuando el buen conde Alemán 		
	con esa dama dormía. 		
	No lo sabe hombre nacido 	 
	de cuantos en la corte había, 		
	si no sólo era la infanta, 		
	aquesa infanta su hija. 		
	Así su madre le hablaba, 		
	desta manera decía: 	 
	-Cuanto viéredes tú, infanta, 		
	cuanto vierdes, encobridlo; 		
	daros ha el conde Alemán 		
	un manto de oro fino. 		
	-¡Mal fuego queme, madre, 	 
	ese manto de oro fino, 		
	cuando en vida de mi padre 		
	tuviese padrastro vivo! 		
	De allí se fuera llorando; 		
	el rey su padre la ha visto: 	 
	-¿Por qué lloráis, la infanta? 		
	decid ¿quién llorar os hizo? 		
	-Yo me estaba aquí comiendo, 		
	comiendo sopas en vino, 		
	entró el conde Alemán, 	 
	y echólas por el vestido. 		
	-Calléis, mi hija, calléis, 		
	no toméis de eso pesar, 		
	que el conde es niño y muchacho, 		
	hacerlo ha por burlar. 	 	
	-¡Mal fuego quemase, padre, 		
	tal reír y tal burlar! 		
	Cuando me tomó en sus brazos, 		
	conmigo quiso holgar. 		
	-Si él os tomó en sus brazos 	 
	y con vos quiso holgar, 		
	en antes que el sol salga 		
	yo lo mandaré matar.