Romance de Virgilios

​Romance de Virgilios​ de Autor anónimo

         Mandó el rey prender Virgilios 		
	y a buen recaudo poner, 		
	por una traición que hizo 		
	en los palacios del rey: 		
	porque forzó una doncella 	 	
	llamada doña Isabel. 		
	Siete años lo tuvo preso, 		
	sin que se acordase de él, 		
	y un domingo estando en misa 		
	mientes se le vino de él. 	 
	-Mis caballeros, Virgilios, 		
	¿qué se había hecho de él? 		
	Allí habló un caballero 		
	que a Virgilios quiere bien: 		
	-Preso lo tiene tu alteza 	 	
	y en tus cárceles lo tien. 		
	-Vía, a comer, mis caballeros, 		
	caballeros, vía, a comer, 		
	después que hayamos comido 		
	a Virgilios vamos ver. 	 	
	Allí hablara la reina: 		
	-Yo no comeré sin él. 		
	A las cárceles se van 		
	adonde Virgilios es. 		
	-¿Qué hacéis aquí, Virgilios? 	 	
	Virgilios ¿aquí qué hacéis? 		
	-Señor, peino mis cabellos 		
	y las mis barbas también: 		
	aquí me fueron nacidas, 		
	aquí me han encanecer, 	 	
	que hoy se cumplen siete años 		
	que me mandaste prender. 		
	-Calles, calles tú, Virgilios, 		
	que tres faltan para diez. 		
	-Señor, si manda tu alteza, 	 	
	toda mi vida estaré. 		
	-Virgilios, por tu paciencia 		
	conmigo irás a comer. 		
	-Rotos tengo mis vestidos, 		
	no estoy para parecer. 	 
	-Yo te los daré, Virgilios, 		
	yo dártelos mandaré. 		
	Plúgole a los caballeros 		
	y a las doncellas también; 		
	mucho más plugo a una dueña 	 	
	llamada doña Isabel. 		
	Llaman un arzobispo, 		
	ya la desposan con él. 		
	Tomárala por la mano 		
	y llévasela a un vergel.