Rima XXXI
XXXI.
Nuestra pasión fué un trágico sainete
En cuya absurda fábula
Lo cómico y lo grave confundidos
Risas y llanto arrancan.
Pero fué lo peor de aquella historia
Que al fin de la jornada,
A ella tocaron lágrimas y risas,
Y á mí sólo las lágrimas!