Rima XLI
XLI.
Tú eras el huracán, y yo la alta
Torre que desafía su poder;
¡Tenías que estrellarte ó abatirme!...
¡No pudo ser!
Tú eras el Océano, y yo la enhiesta
Roca que firme aguarda su vaivén:
¡Tenías que romperte ó que arrancarme!..
¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
Uno á arrollar, el otro á no ceder;
La senda estrecha, inevitable el choque...
¡No pudo ser!