Ricitos
Ricitos vivía en una ciudad muy grande e iba a un jardín de niños. ¿Usted va a un jardín de niños, pequeño lector? Espero que sí, porque son los mejores lugares del mundo para los niños pequeños. Tengo que contarles acerca de una fiesta que tuvieron los niños que asistían al jardín de niños con Ricitos. Algunas damas amables deseaban tener un jardín de niños gratuito para niños y niñas que no podían pagar, por lo que se sugirió que debería haber fiesta para niños en una de las casas de las señoras que vivían a corta distancia en el campo.
Para hacerlo más interesante, llegaron a la conclusión de que los niños deberían usar disfraces de fantasía.
Bueno, fue un hermoso espectáculo: tanta gente pequeña vestida con estilos tantos estilos diferentes, había Señores y Señoras, príncipes y campesinos, y todo tipo de personajes representados, pero no voy a describir ninguno, excepto el de Ricitos. Fue como la "María que tenía el pequeño cordero, cuya lana era blanca como la nieve." Afortunadamente, pocas semanas antes de la fiesta, su tío, que vivía en el campo, le envió como regalo la oveja blanca más hermosa. ¡Oh! cómo Ricitos lo disfrutó, y lo encantada que estaba cuando su madre le dijo que podría llevar a la fiesta con ella.
Ella lo había llamado Gota de Nieve, porque se veía tan puro y blanco, cuando lo vio por primera vez. Aunque ella lo tuvo que bañar para la fiesta, o no hubiera podido cantar "su lana era blanca como la nieve." No se puede mantener corderos blancos en las grandes ciudades fácilmente. Gota de nieve era digno de su nombre, vestido para la fiesta —tenía un listón azul con una campanita de plata alrededor de su cuello. Creo que Ricitos con su corderito a su lado, era más admirada que cualquier otro personaje en la fiesta, y ella disfrutó mucho de todo— los niñitos, la hierba verde, las flores brillantes, la música, el helado—oh! todo era una delicia para ella, y el aire fresco le dio un bonito color rosado a sus mejillas, que Papá dijo que al final de la escuela, ella podría ir y visitar a su amable tío en el campo.
Bueno, Ricitos soñó con el campo toda esa noche, y en pocas semanas su Mamá y su Papá la llevaron a casa de su tío. Yo no podría empezar a hablar de todos los placeres que tuvo durante el tiempo que estuvo allí, pero trataré de explicar lo que más le gustó. Ella tenía un primo cerca de su edad, llamado Harry, y muchas veces fueron a pescar juntos. Había un arroyo cerca de la casa, y como que no era peligroso, su Mamá no tenía miedo de que ella fuera. Para asegurarse de que sólo había peces pequeños en este arroyo, pero que eran niños pequeños, y no podrían haber pescado peces grandes si los hubiera. A veces, cuando se cansaban de pescar, ponían sus cañas sobre el pasto, y buscaban piedras bonitas y pequeñas conchas en la arena—era muy divertido para Ricitos—más que pescar, y se llevó a casa ese Otoño varias botellas de piedras bonitas y conchas, las cuales llenó de agua clara, que les daba un aspecto mucho más brillante.Uno de sus mayores placeres era alimentar a las palomas. Su primo Harry tenía una gran parvada de ellas—la mayoría de las cuales eran de blancas, pero tenía todas las variedades; y eran buenos especímenes, había colas en abanico, pichones (pouters), voladores (tumblers), “top-knots”, y otros. Si no sabes el significado de pichones y voladores, preguntale a tu Papá y él te dirá.
Cada vez que Ricitos se acercaba al granero, donde las palomas vivían, volaban hacia ella, y ¡que ruido hacían! Ella las tomaba en sus manos y les hablaba, y ellos contestaban, pero Ricitos no entendía el lenguaje de palomas, así que no puedo decir lo que dijeron, aunque no tengo ninguna duda de que la estaban agradeciendo por darles de comer.
Ella estaba alimentándolas una mañana, cuando Harry vino corriendo hacia ella, su rostro radiante de placer: ¡oh! ¡Ricitos! ¡ven! ven pronto, Papá nos va a llevar a la cueva y también irán Mamá y la Tía, y ahora están poniendo el arnés al viejo caballo blanco a la carreta Jersey, y vamos a almorzar! Harry se detuvo sin aliento, cuando Ricitos dijo adiós a las palomas y se fue a toda prisa a la casa con Harry. Ahí, por supuesto, estaba el viejo caballo y la carreta lista parada frente a la puerta, y las dos Mamás ocupadas preparando el almuerzo. Ahora, todo está listo, y allá van—los dos pequeños en el frente, con el Tío y los dos Mamás en el asiento trasero. Fue un hermoso día, sólo lo suficientemente caliente como para ser agradable. Después de un viaje de varios kilómetros llegaron a la cueva, que estaba en la finca de un amigo del Tío. Primero fueron a la casa, donde fueron recibidos calurosamente, y los invitaron a comer, pero por los niños se negaron, pues, como dijo Harry, echaría a perder el día de campo completo. ¡Bueno! dijo el granjero de buen carácter, entonces vamos a ir con ustedes—lo que hicieron con sus dos niñas,—y pasaron buenos momentos. La boca de la cueva era bastante grande y abría hacia una cámara enorme, y en todos lados había pequeñas aberturas; asomándose en ellos, sólo se podía oscuridad. La cueva sólo había sido descubierta hacia poco tiempo, y era un gran misterio para todos. Después de comer, Harry les propuso jugar a las escondidas en la cueva, lo cual ocasionó un gran desconcierto a sus padres. Él se metió en una de las pequeñas aberturas, y fue tan lejos que no podía encontrar la salida, ya que había serpenteantes pasadizos que parecían abrirse en grandes habitaciones. Cuando se vio perdido, comenzó a llorar con todas sus fuerzas, que llegaron a los demás con un débil, triste sonido.Su padre lo llamó con una voz terriblemente fuerte para él que se detuviera, ya que podría, tratar de salir, y entrar en mayor peligro, tal vez caer en agua y ahogarse. Bueno, no pasó mucho tiempo que su Papá, con una luz, encontrarlo, pero fue suficiente largo para asustar a todos muy mal,—especialmente su Mamá, quien le hizo prometer a Harry que no volvería a jugar a las escondidas en una cueva. Y esa noche, cuando Harry y Ricitos, dijeron sus oraciones, dieron gracias a Dios que Harry estaba seguro en su casa y no perdido en una cueva oscura y lúgubre.