Revista del Jardín Zoológico de Buenos Ayres/Tomo I/Tejidos pampas

TEJIDOS PAMPAS.

La lana—Lavado, desgrasado, hilado, tintura—Tendido de la urdimbre—Instalacion del telar—Manipulaciones—Dibujos y diversas clases de tejidos.


Sr. Dr. E. L. Holmberg, Director del Jardin Zoológico y de la Revista del mismo.

 Muy señor mio:

En las Entregas II y IV de la Revista del Jardin Zoológico de Buenos Ayres, usted demuestra acertadamente, al ocuparse de la reconstruccion de vasos de barro cocido, restos de la industria casera de Indios americanos, el valor que tienen los fragmentos de objetos de culturas extinguidas, en cuanto la Ciencia nos ilustra para reconstruirlos.

Anteriormente ya había llamado mi atencion lo que usted nos dice en el Informe de su excursion á la Sierra de Curá-malal sobre el Arte Pampa. También estoy convencido y de acuerdo con la opinion manifestada por V. en esta obra, de que el origen del Arte se debe buscar en la inclinacion del hombre á ocuparse, en los tiempos del reposo, cuando la imaginacion y la fantasía pueden obrar libremente, de algo que agrade, sea, por ejemplo, en embellecer útiles de uso diario, ó en reproducir objetos pertenecientes á la Naturaleza circundante, ó alguna otra de aquellas ocupaciones recreativas de las cuales son protectoras las Musas.

Durante mi permanencia en el valle del Rio Negro (Patagonia), donde viví algo más de dos años, y hace unos seis, en contínuo contacto con los Indios Pampas, llamaron en alto grado mi atencion los trabajos textiles de las mujeres. Entre los pocos libros que tenía entonces, únicos compañeros de soledad en aquellos parajes, se encontraba la obra inmortal de Homero.

Todas las veces que me entregaba con delicia á la lectura de ese poema, me veía obligado á hacer comparaciones entre la cultura antigua de los tiempos homéricos y la actual de los Pampas, irradiacion (me parece) de la cultura incásica. Uno de los puntos en que mas se tocan ambas culturas es la industria textil.

Aquellos Indios, que todavía viven de algún modo por el estilo de sus antepasados, disminuyen de dia en dia; pronto desaparecerán del todo, y con ellos sus industrias y habilidades primitivas. Por esto, me parece útil dar una descripcion de sus obras textiles, que, al mismo tiempo, puede servir para ilustrar los trabajos interminables de Penélope.

La única fibra textil usada por los Pampas es la lana, la lana del guanaco, y, desde la introduccion de la oveja, la de ésta tambien. Ahora usan casi exclusivamente esta última, porque el guanaco ya tiende á desaparecer.

El Indio mas pobre trata de tener cuando menos unas pocas ovejas, ó de tomar una majadita á medias, para obtener tanta lana cuanta necesitan las mujeres para sus trabajos. Para la fabricación de ponchos y chiripaes se prefiere la lana de la oveja pampa. Los ponchos hechos con estas clase de lana son casi impermeables. Para abajeras de caballos de silla, por el contrario, y para sobrepuestos, se prefiere lana merino, por ser mas blanda.

La lana que se destina al hilado se lava primero con jabon comun, despues se procede á desgrasarla. Para este fin, se introduce la lana en orines en estado de fermentacion; el amoniaco cáustico que se ha formado por la descomposicion de la orina disuelve la grasa, dejando la lana, despues de otro lavado en agua pura, completamente desgrasada. Este método de desgrasar es sin duda el mismo que se ha usado en el Viejo Continente, desde tiempos inmemoriales, y aún hoy dia es empleado en la fabricacion de paños y de franela, sin embargo de que los adelantos de la Química, en el arte de desgrasar, ya indican procedimientos mas eficaces.

Despues del lavado, se procede á preparar la lana para el hilado, trabajo puramente manual. No conocen instrumento alguno para cardar.

El hilado se efectúa tambien de la manera mas primitiva; se estira la lana conforme al grosor del hilo que se pretende hacer, fijando el extremo del hilo en un huso, al cual se imprime con la mano un movimiento de rotacion que se trasmite al hilo torciéndolo.

Cuando una mujer, con este procedimiento poco expeditivo, acaba de hilar la cantidad de hilo necesaria para el tejido que intenta fabricar, procede á teñir parte del hilo. Por supuesto, que el futuro tejido ha de contener fajas ó listas de diferentes colores ó dibujos. Los trabajos que han de recibir un solo color, se tiñen cuando el tejido está concluido.

Los colores usados por los Indios son, en primer lugar, los naturales: el guanaco tiene en el vientre lana blanca, rubia en los costados, y mas oscura en el lomo; cada uno de estos colores es hilado por separado, para ser distribuido en el tejido en fajas de distintos matices, muchas veces con bastante buen gusto. Para el mismo fin, procura siempre el Indio tener entre sus ovejas algunas negras.

No conocen procedimientos para blanquear, pero sí para teñir. En primer lugar, tiñen con raíces que contienen mordiente, y con las que se consiguen colores que imitan los de la lana de guanaco; asi mismo con otras raíces tiñen de amarillo, y, con vegetales que no me revelaron, tiñen de verde y de carmesí.

Cada familia tiene en esto sus secretos; por esto no es fácil obtener datos mas precisos; el azul lo fijan con añil que compran; de negro, tiñen macerando añil en una olla de fierro con orina fermentada, añadiendo ademas raíces ricas en curtiente; la orina disuelve cierta cantidad de fierro, y éste forma tinta (de escribir) con el curtiente; la añadidura del añil tiene por fin mejorar el color y dar mas firmeza á esta tinta.

El telar de los Pampas consiste en 4 palos derechos, los cuales son atados en escuadra, asi es que forman un marco algo mayor que el tejido que se trata de hacer. Cuando se empieza un tejido, entre los palos b y b', (Fig. 16), debajo de los travesaños a y a', se estiran primero dos cuerdas resistentes c y c', en seguida se procede á tender la urdimbre ó el liso. Esto se efectúa atando el hilo destinado á servir de urdimbre en la cuerda c' en el punto d' llevando el hilo para arriba y pasándolo por encima de la cuerda c, volviendo otra vez para abajo, se pasa por debajo de la cuerda c' y asi se continúa hasta que la urdimbre completa quede tendida en el marco del telar. Durante esta operacion se van atando de trecho en trecho las cuerdas e y e' contra los travesaños a y a' (Fig. 16), para evitar que se arqueen las cuerdas porta-urdimbre c y c' por la traccion de esta última. Como se comprenderá por lo dicho, la urdimbre está formada por un hilo contínuo, y la consecuencia de esto es

Fig. 16.


que los tejidos que se obtienen son cerrados en todos los lados, es decir, no tienen costura ni dobladillo. Los tejidos Pampas son hoy día tal vez los únicos del orbe entero, confeccionados de esta manera; tejidos semejantes hechos en las provincias de Cuyo ya son fabricados en piezas largas, cortadas despues según la medida del objeto al cual se destinan.

El trabajo de tejer lo efectúan los Pampas del modo siguiente: como la urdimbre está tendida en el telar en dos planos sobrepuestos (Fig. 17, s, s'), se procede á instalar lo

Fig. 17.


que los tejedores llaman el peine, es decir, el aparato por el cual se consigue cruzar cada vez, después de haber introducido la trama, los hilos de los dos planos de la urdimbre (Fig. 16 f', fig. 17 f y f'). El peine se hace atando el extremo de una cuerda corta en cada hilo que pertenece á un mismo plano de la urdimbre, mientras el otro extremo de todas estas cuerdas se ata en un listón, algo mas largo que el ancho del telar; así se obtienen dos peines: el uno contiene exclusivamente todos los hilos del plano superior, mientras el otro corresponde al plano inferior (Fig. 17, f. y f'); tirando ahora este último peine hacia arriba, los hilos del plano inferior se levantan tan alto que dejan entre sí y el plano superior (que ahora se ha vuelto inferior), un espacio libre, suficiente para el paso del carretel (ó lanzadera) de la trama.

El hilo de la trama está envuelto en un carretel que es tirado á mano de un lado á otro del tejido.

Para batir la trama en la urdimbre, se usa una regla prismática cuneiforme (Fig. 16 g y fig. 17 g'). Esta regla hay que sacarla fuera del telar cada vez, antes de levantar uno de los dos peines, para introducirla despues de nuevo.

El trabajo de la tejedora consiste entonces en la repeticion de las siguientes manipulaciones: tirar un peine hacia arriba, meter la regla con la cual se aprietan contra el plano, que á la vez es el inferior, á fin de que éste quede bien bajo, introducir la trama de derecha á izquierda, batir la trama en la urdimbre por medio de la regla, sacar despues esta última, levantar en seguida el segundo peine, meter, como antes, la regla, hacer despues volver el carretel conductor de la trama de izquierda á derecha, batir, como antes, la trama con la regla, sacar ésta, y así siempre, repitiendo todas estas manipulaciones hasta haber concluido casi la mitad del tejido; entonces se da vuelta al marco del telar y se principia de nuevo desde el otro extremo hacia la mitad hecha. Al acercarse á ésta, empieza á ser difícil el pasar la trama, porque, como la otra mitad del tejido ya está ejecutada, los peines no pueden levantar suficientemente la urdimbre libre para que pase el carretel de la trama, y entonces se pasa la trama á mano, y las últimas tramas que concluyen el tejido se introducen zurciendo.

En cuanto á la abertura de los ponchos, es cuestion de trama. Esta abertura corresponde á una interrupcion en la línea media de toda la parte de aquella, de modo que traman primero una mitad y despues la otra, haciendo regresar la lanzadera al borde externo, ó traman á un tiempo las dos mitades con dos lanzaderas, pero una vez que la abertura tiene la longitud conveniente, continúan como antes. En las provincias de Cuyo los ponchos se fabrican de á dos mitades, que una costura reune, pero interrumpida en el medio para la abertura, y como ya se ha dicho que allí el tejido es indefinido, no hay necesidad de marcos especiales.

Lo descrito anteriormente sobre confeccion de tejidos, se refiere á los lisos, es decir, de un solo color, ó á aquellos en los que los colores están distribuidos en fajas ó listas longitudinales. Pero los Pampas producen tambien tejidos con dibujos. El fragmento que le adjunto da una idea de estos trabajos; sus originales dibujos me parecen libres de toda influencia de la cultura moderna, son de una ejecucion perfecta y en él se conserva la muestra entera del dibujo. Formaba parte de un poncho completamente gastado. En este poncho, de las dimensiones usuales (2 metros de largo por 1 ½ de ancho), las fajas ó listas del dibujo se repetían siete veces, separadas por fajas de color carmesí de poco mas que del doble del ancho de los primeros; el estado de deterioro del poncho no me permitió sacar un pedazo provisto tambien de esta última parte; sin embargo, el fragmento conserva vestigios suficientes para poder apreciar el color, cuya firmeza hay que admirar en un objeto expuesto por años enteros al sol y á todas las peripecias del uso.

Para la confeccion de esta clase de tejidos es necesario que los dos planos de la urdimbre, el superior y el inferior, esten hechos cada uno con hilos de distintos colores, por ejemplo, blanco en el primero y negro en el segundo. En esta clase de trabajos no es posible servirse del peine para subir y bajar la urdimbre, porque segun varíe el dibujo, cierta cantidad de hilos de un plano son prendidos ó tomados para servir como si pertenecieran al otro; en este caso la India emplea palitos sobre los cuales toma cada vez tantos hilos blancos y negros como exige el dibujo. Esto aparece en ambos lados del género: en el uno, dibujo negro sobre fondo blanco, en el otro, dibujo blanco sobre fondo negro. Véase fig. 18 donde las lazadas cortas negras siempre son tomadas por las tramas ordinarias, mientras que para las lazadas blancas sería necesario servirse de una trama suplementaria. (Fig. 19 a) La urdimbre no es tomada por cada trama, sino que el hilo salta una trama, y precisamente la que sobresalta el hilo blanco es enlazada abajo por el negro que de este modo se esconde debajo del blanco para que no sea visto por arriba. La fig. 18 presenta un corte longitudinal

Fig. 18


del tejido. Pero en dibujos que cruzan el tejido en sentido rectangular, para hacer resaltar con mas claridad las figuras, se emplean también á veces lazadas mas cortas, lo que ocasiona que la lazada siguiente sea mas larga, ó si fueran muchas estas lazadas en una misma línea, lo que debilitaría considerablemente la solidez del tejido, se introduce parcialmente una trama suplementaria la que tambien tendrá solamente lazadas cortas.

Fuera del modo antes descrito para producir dibujos en los tejidos, y que es el comunmente empleado, las Indias se sirven de otros dos. El primero de estos procedimientos consiste en teñir parcialmente la urdimbre antes de tejer, para lograr así diseños determinados. Se tiende la urdimbre en el marco del telar; hecho ésto, se liga cierta cantidad de hilos de los dos planos de la urdimbre juntos, segun medidas calculadas, á fin de que correspondan, en el futuro tejido, á las figuras deseadas, teniendo cuidado de comprimir fuertemente, por medio de cuerdas, aquellas partes que quieren mantener en blanco. Entrada la urdimbre así preparada en el baño de teñir, todas aquellas partes de la urdimbre que han sido comprimidas por ligaduras, no toman color alguno; fácilmente se concibe que, por este procedimiento, se obtengan solamente figuras sencillas. La fig. 20 da una idea de estas. Finalmente, por un procedimiento análogo al anterior, en tejidos ya hechos, se producen dibujos como se ven en la fig. 21.

Fig. 19
Fig. 20.
Estos tejidos, como se comprende, las Indias sólo los hacían para el uso de la propia familia; para los hombres: ponchos, chiripaes y fajas para sostener estos últimos, y estas fajas de una anchura de 3 á 6 centímetros y un largo de 2 á 3 metros. Para mayor durabilidad se fabricaban de una manera especial. Se tejen con dos urdimbres completas que forman dos tejidos separados; la union entre ambos se obtiene, porque pasan, segun varía el dibujo, hilos de una urdimbre á la otra; los dibujos que presentan estas fajas tambien aparecen arriba y en el revés de colores distintos y alternados.

No conozco los vestidos ó trajes originales de las mujeres, porque ya se visten á la moderna; ahora solamente hacen uso de las fajas antes descriptas para adornar sus caballos.

Para caballos de silla se hacen matras (abajeras) que sirven como las abajeras de fieltro; son de tejido ordinario y de hilos gruesos; para caballos cargueros se hacen abajeras especiales que tienen el grosor de un dedo y son muy blandas.

Sobrepuestos para colocar encima de las sillas de montar se confeccionan de infinidad de maneras diferentes, desde simples tejidos con fajas de color hasta aquellos que imitan alfombras de Esmirna.

Fig. 21.
Además se hacen cojinillos, comunmente teñidos de azul ó de negro; son tejidos ordinarios, en los cuales se introducen franjas hechas de lana pampa fina; las hebras de esta lana deben tener para este fin 25 á 30 centímetros de largo.

Los Indios tienen mucho empeño en conseguir lana de este largo; la dificultad que hay para esto, es tambien la causa del alto precio que obtienen tales trabajos.

Los tejidos de las Pampas son de una resistencia extraordinaria, y por esto son muy buscados, lo que ha dado lugar á que los Indios los fabriquen para vender.

A veces se juntan algunas familias, y, en medio de todo género de privaciones, trabajan tal vez un año entero, para despues, con sus tejidos, cargar un caballo y venderlos en la Provincia de Buenos Ayres, cambiándolos por yeguas.

Los almaceneros reciben tambien muchos tejidos en pago de artículos de primera necesidad, y es fácil imaginar que sea á vil precio.

Los Indios aprecian á sus mujeres según la habilidad que tienen para tejer, porque con esto contribuyen á cubrir los gastos del menaje, y esa habilidad influye tambien en el precio dotal que el novio debe pagar al padre de su futura esposa.

Un Araucano me contaba que en Chile tenía una mujer la cual le había costado 16 yeguas; en el Rio Negro se había casado con otra más, y segun me confesaba, quería á esta última mucho más que á la primera, no sólo porque era más linda, sinó tambien porque era más hábil para tejer; sin embargo, solamente había pagado dos yeguas por ella.

 Buenos Ayres, Mayo de 1893.

Enrique Kermes.