Revista del Jardín Zoológico de Buenos Ayres/Tomo I/Sobre esta publicación

SOBRE ESTA PUBLICACION.




Un Jardín Zoológico es una institución científica. Por sus exterioridades, puede pasar desapercibido el carácter fun­damental de su existencia para aquellos que acostumbran examinar solamente la superficie de las cosas, dejando que les guie un númen trivial; pero el observador concienzudo encontrará siempre en los establecimientos de su clase no sólo un centro de distracción, sinó también un vabto templo, rico en cuadros de enseñanza, donde la Naturaleza, nó por hallarse estrechada en límites artificiales, dejará de hablarle con la voz elocuente dé los hechos—y, después de los hechos la deduccion y la induccion—instrumentos indispensables de las operaciones científicas.

Un Jardin Zoológico no es un lujo, no es una ostentación vanidosa y supérflua—es un complemento amable y severo de las leyes nacionales relativas á instruccion pública,—pudiendo afirmarse, como una verdad indiscutible, que los establecimientos de su género son tan necesarios para un pueblo culto como los cuadros murales en las escuelas,—diferenciándose de ellos por alguna ventaja.

Esto representa opiniones,—y como las opiniones son siempre personales, necesario es recordar que cada uno puede pensar como quiera, ó como se lo dé su aptitud; pero al fin será menester convencerse ó rendirse á la fuerza de las razones, que, por el momento, no van á ser enunciadas en estas primeras páginas.

Dentro de lo personal, el Director del Jardin Zoológico de Buenos Ayres sentía la necesidad imperiosa de exteriorizar, en el mundo inteligente y discreto, la vida de la institucion á su cargo, y esta Revista, trasunto de aquella, servirá de mensajero.

Pero el Jardin Zoológico de Buenos Ayres, tal como el Director lo comprende, no será solamente una exhibicion de animales,—será algo más.—La prueba de ello consta en este primer número de la Revista.

Cualquier observador de buen criterio se dará cuenta, en el acto, de lo que esta publicacion está llamada á representar con sólo fijarse en la naturaleza de los artículos que la ilustran,—porque ántes de aparecer ante el público, la Revista del Jardin Zoológico de Buenos Ayres tenia la aprobación expresa de hombres conspícuos que, en la República Argentina,—nacionales ó extranjeros—marchan al frente de su evolucion intelectual.

En ella, como en otras publicaciones análogas, se dará noticia de lo que al Jardin Zoológico se refiere; pero sus hojas, consagradas á Minerva, admitirán siempre el tributo de aquellos que, en su corazon, levantaron un altar á las Ciencias Naturales.

Buenos Ayres, desde este momento, tiene, para todo el mundo, un Jardin Zoológico.

E. L. Holmberg.