Revista de la semana del No. 41, 1869
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e día en día, lejos de atemperarse á las circunstancias, aumenta la acritud departido ultra-montano en Francia. Con motivo de la carta del padre Jacinto, tan noble como mesurada, una lluvia de invectivas é insultos han lanzado ciertos periódicos de París y de Italia contra el venerable orador de Nuestra Señora. El prelado Mr. Dupauloup le escribió persuadiéndolo de que fuese á Roma y allí se echase á los pies del pontifico, implorando el perdón de su culpa. La respuesta del padre Jacinto fue que donde no existe culpa es supérfluo e perdón, y que él solo se ha limitido al cumplimiento de su deber. Se espera con ansiedad la publicación que tiene anunciada sobre el clero, su naturaleza en la sociedad y obligaciones á que está sujeto.
La emperatriz Eugenia llegó á Venecia, siendo recibida con entusiasmo. Allí se detendrá unos dias antes de proseguir su viaje diplomático, para el cual su esposo le ha señalado el termino de dos meses, debiendo acabo de ellos regresar á su palacio el emperador, agravado en sus habituales dolencias, no ha podido pasar á Compiegne y retarda su partida á Niza donde por consejo de los facultativos se propone habitar la temporada del invierno próximo hasta bien entrada la primavera. Las Cámaras legislativas francesas están convocadas oficialmente para el 29 de noviembre: el mismo Diario oficial publica el nombramiento del senador con que ha sido agraciado el principe Tayllerand-Perigord. uno de los más importantes personajes políticos del vecino imperio.
Siguen la policía y la prensa francesa ocupándose con ardor del espantoso crimen cometido en la desgradada familia Kincke, cuyos cadáveres se van des¡ cubriendo y sólo á estas horas falta el del padre. E asesino Troppman está preso ya y otras personas sospechosas, que parecen ser sus cómplices. Los restos de las víctimas han sido llevados á su país natal, y en todas partes se celebran misas y funerales por sus almas.
En vista de la actitud de los republicanos tan funesta para la consolidación de la libertad, los isabelinos y carlistas están llenos de gozo y van reanimando sus abatidas esperanzas; pues conoce que todo pais entregado á la anarquía, se halla próximo á sufrir el jugo de cualquier despota. Como prueba de que así lo consideran, puede citarse el hecho de haberse incorporado no pocos carlistas á las partidas republicanas y haber recibido estas varios socorros de sus hoy encubiertos, pero siempre acérrimos enemigos. Sin embargo, á medida que se levantan y aparecen, van siendo batidas y disueltas, y yá se hallan en vísperas de su terminacion. Los escesos cometidos en varios lugares, como en Valls, por dichas partidas y los impuestos forzosos han perjudicado mucho á los republicanos y á la causa que defienden. Sólo consiguen penetrar en pueblos de corto vecindario donde no pueden impedirlo; pues cuando las poblaciones cuentan con algunos medios de resistencia no se dejan imponer por Tos cabecillas. Estos ofrecen la particularidad de que al frente de los carlistas eran clérigos, y al frente de los federales son diputados de las Constituyentes. En cuanto á los apóstotes revolucionarios que iban alborotando los ánimos de una en otra provincia, han tenido á bien quedarse casi todos en sus casas; lo cual sin duda es mas higiénico y ménos espuesto á percances. Esta reconocida prudencia hubiera sido antes más patriótica y, sobre todo, más digna que en las actuales circunstancias.
Abiertas las Córtes bajo la presidencia del señor Bivero, la minoría se ha presentado en queja, representada por sus oradores los señores Py Margall, Castelar y Figueras; pero el vigoroso discurso del señor Sagasta cayó sobre ellos con la fuerza irresistible de la verdad, siendo aplaudido hasta por los mismos republicanos que llenaban las tribunas; habiéndose retirado la minoría hasta el próximo lunes en que, según tienen anunciado, presentarán acta de acusación contra el gobierno.
La verdad es que el actual estado político no puede ni debe prolongarse, haciéndose cada dia más necesaria una solución que ponga término á las actuales complicaciones; pues las personas acaudaladas emigran, los capitales se retiran de la circulación, y donde no há mucho tiempo se notaba la actividad industrial y mercantil, se observa hoy una paralización sensible en todos los negocios. Creemos que con energía y patriotismo se logrará conjurar tamaños males, disipando las nubes tempestuosas que se acumulan en nuestro cielo político y social.
Con oportuno acuerdo se ha diferido la cuestión de monarca, dirigiéndose principalmente las miras del gobierno á la seguridad del órden, pues ni un trono, otra institución cualquiera que sea, puede levantarse con solidez sobre un terreno trastornado á cada instante por fuertes sacudimientos.
La insurrección cubana decae ya visiblemente, y según todas las apariencias, pronto llegará á su término. Se han enviado de la Península nuevos refuerzos de hombres, armas y vestuarios á los que allí sostienen la bandera nacional con tanta honra: cuyos auxilios hacen que las comunicaciones entre las varias ciudades de la Isla se hallen expeditas y los rebeldes más reconcentrados en sus bosques. La alocución de Céspedes y las violentas medidas que ha tomado, sirven tan sólo para enagenarse las simpatías de los naturales y para mostrar el desaliento cada vez mayor que se apodera de sus partidarios. No permite volver á su país a ninguno de los expedicionarios procedentes de los Estados Unidos, á quienes según cartas publicadas en Filadelfia, da malísimo trato hasta el punto de abandonarlos cuando están enfermos ó heridos, y desahoga su impotente cólera incendiando las posesiones que logra sorprender; pero los labradores y colonos de varias fincas an rechazado no pocas veces Sus injustas agresiones. La estación entrante, más benigna en aquel clima y menos ocasionada á enfermedades, permitirá que nuestras valientes tropas terminen la insurrección, conservando á la madre patria una de sus más ricas é importantes provincias.
Parece que el atropellado movimiento con que se presentan y suceden los acontecimientos políticos no dejan lugar á las publicaciones de obras notables bajo el concepto didáctico, moral ó artístico; pues dichas obras son propias de épocas normales y tranquilas, en que pueda fijarse en ellas la atención pública. En cambio, los periódicos y folletos menudean como granizo, y no pasa dia sin que algunos nuevos se presenten á son de bombo y platillo, para recaer luego en la oscuridad y olvido que regularmente merecen por su poca cantidad. Solo ecitar sus nombres seria prolija tarea, y todas las horas del dia y de 4a noche no bastarían para hojearlos. Yá que otros ramos de la industria se paralicen y decaigan, por lo menos el de la imprenta logrará alguna actividad y desarrollo.
En Valladolid se ha celebrado el Congreso agrícola de que hablábamos en nuestro número anterior. Asistieron unos trescientos asociados de diversas provincias y algunos representantes estranjeros. Comenzó e acto por una estensa memoria del señor Cañas, pronunciándose después luminosos discursos en varios mentidos. En seguida se pusieron á discusión las bases del reglamento con toda madurez y estudio; siendo una de las cláusulas que en é dejó consignadas la asamblea, que no pudiera tratarse de política en las sucesivas reuniones, sino única y exclusivamente de los medios más eficaces para promover en nuestro país e desarrollo agrícola. Nos parece muy acertada semejante resolución.
Los periódicos tributan los mayores elogios á la señora Marini. que obtuvo una verdadera ovación la noche de su beneficio, especialmente al final del acto cuarto. Bueno es que los verdaderos artistas despierten y aviven el sentimiento de la belleza en el público, apartándolo de esos espectáculos grotescos y á veces indecentes, que son un insulto á la moral y á las bellas artes.
N. C.