Revista de la semana del No. 29, 1869

El Museo Universal (1869)
Revista de la semana del No. 29, 1869
de Nicolás Díaz Benjumea


REVISTA DE LA SEMANA..


N

uestra prolongada crisis ministerial se resolvió acabo entrando en el gobierno representantes del elemento democrático. Al sentarse en el banco azul los nuevos señores ministros, la montana roja lanzó sus rayos cómo era de esperar, preguntando al señor presidente del Consejo, si el cambio de personas implicaba cambio de política. Con este motivo hubo interesantes combates singulares en los que rompieron lanzas oradores notables de la minoría republicana y se amonestaron recíprocamente los opuestos bandos respecto á la marcha política futura, conviniéndose ambos enemigos en llevar en una mano la bandera de la libertad, y en la otra un hacha para romper, destruir y aniquilar los manejos contra el órden existente. A juzgar por este celo mutuo, el órden está de enhorabuena y tenemos amplias garantías de conservación de lo existente, pues cada campo tiene sus Argos de centinela que no se quitan ojo por cuanto hay en el mundo. Sólo sería de desear que el hacha supra-dicha, hoy aparecer de hierro destructor, se trásformase én hacha luminosa que llaman antorcha los poetas, y con estas dos luces podríamos explorar senderos nuevos y caminos desusados que nos sacasen del borrador de nuestra pobreza y

atraso, al limpio de la prosperidad y del progreso.

No parece de tan fácil salida la situación laberíntica a que ha venido á parar tras de diez y ocho años el vecino imperio. El centro izquierdo, como prefiere llamarse la nueva y formidable oposición, producto de las últimas elecciones generales, no se anda por las ramas ni emplea antifaces ni rodeos. Quiere nada menos que el emperador reine y no gobierne: que la máquina formidable construida á fuerza de supremos esfuerzos por el gran ingeniero Bonaparte, se convierta en un mecanismo de gobierno constitucional, ó sobre ello, morena. Dura cosa debe ser para el factotum imperial ir soltando de la mano todos los hilos que hábilmente habia ido recogiendo; pero la necesidad tiene cara de herege, como dice el vulgo, y eso de ver una oposición á pique de convertirse en mayoría, compuesta de oradores escaldados por el fuego del 2 de diciembre, y deseosos de hablar después de diez y ocho años de silencio, es un espectáculo que pondría en ascuas al mismo Carlomagno. La existencia del imperio está puesta en tela de juicio. ¿Va á descender Napoleón al rango insignificante de un monarca constitucional tras de tantas fatigas, cálculos y pujos de autocracia? ¿Va á resistir al que parece voto general de la nación francesa? Hé aquí la gravísima cuestión puesta sobre el tapete en la nación vecina.

Pero no llegará la sangre al Sena. Los grandes políticos tienen siempre salidas oportunas y maneras hábiles para caer de pies. Si algunos caen de cabeza serán sus satélites y celosos servidores. Cuando no ha disuelto la Asamblea, es seguro que se plegará á las exigencias de los diputados, manifestándoles que, en efecto, se necesitaba dar mayor grado de espansion política y acción administrativa y fiscalizadora al noble pueblo de la sensata Francia, sino que no podía habérselas con su alter ego Mr. Rouher, hombre premioso y testarudo.

Mientras los debates continúan por extremo animados y ofreciendo cada dia una nouveauté en el órden político y parlamentario, no dejan los franceses de sacar fuerzas y ánimo para todo, incluso el romperse las costillas con todas las reglas de la etiqueta y el decoro, como ha sucedido recientemente en el décimo cuarto desafío de la estación. Los bailes y recepciones se menudean, y no se descuida el huésped de las Tullerías en sentar á su mesa á los representantes del pueblo más tratables, por ver se Chateau-Lafitte ó la viuda Clicquot pueden acabar de ablandar la entereza de sus convicciones, y aun hay quien dice que se nota a dia siguiente en la cámara el influjo que hace sobre ciertos organismos flacos la fortaleza de un imperial banquete.

Por lo demás el mundo elegante en todas sus diversas categorías se prepara este año á faire le Canal como en otros á faire la Suisse. Agrégase al esplendor de las fiestas la presencia del Sultán, que vá á mostrarse á los egipcios en toda la brillantez de su omnipotencia.

En Inglaterra no ocupan las cuestiones políticas la atención del momento; pero en cambio se agita un negocio de importancia suma para la nación en general, cual es la adquisición por el gobierno de todas las líneas telegráficas, cuyo coste sera setecientos millones de reales. Con este traspaso y monopolio gubernamental resultan para el público varias ventajas considerables que no era posible ofrecer al interés privado, ejemplo que debe tenerse muy presente cuando se trata de los bienes y males de la centralización administrativa y de la acción individual. Cuando un gobierno rechaza la fiscalización de los subordinados, dicho se está que no hay peor cosa que la centralización; pero es muy distinto el caso tratándose de gobiernos populares con prensa libre, que es lo que sucede en Inglatérra. Lo cierto es que los periódicos republicanos y los órganos mas radicales son los que mas aplauden el pensamiento de sacar las líneas telegráficas de manos de los particulares y ponerlas en las del gobierno. Desde luego se incluirán en la red de comunicación instantánea gran número de pequeñas poblaciones que se hallaban aisladas, se duplicará el número de las estaciones y se reducirá el precio de los despachos. Esto, que no lo habia podido hacer el interés privado, lo puede hacer el gobierno, acrecentando sin embargo los productos. Tales son los gobiernos que verdaderamente merecen el nombre de paternales.

En Alemania ha entrado la política en nueva constelación desde la ausencia indefinida del conde de Bismark, retirado á su quinta de Barzin de la cual hemos ofrecido un grabado en uno de los números de El Museo. Los que hoy la dirigen no son, ni pueden ser con mucho, de la talla del atrevido diplomático, tan rápido en sus concepciones como veloz en la ejecución. Asi es que por ahora disminuye grandemente el interés de las noticias de esos reinos.

Las de Italia nada tienen de políticas ni civiles, puesto que en Florencia ocupa la atención el famoso cuanto feo negocio del tabaco, y en Roma preocupa el ánimo la sorpresa hecha á una sociedad de hábiles falsificadores de billetes del banco romano y de monedas de oro italianas y francesas, que instalados en una casa de campo fuera de la puerta San Paolo, habían estado explotando esta industria desde setiembre del pasado año.

También en España debe ser muy provechosa esta ocupación y andar muy sobre seguro, cuando tantas monedas falsas corren actualmente. Si se restableciera la antigua pena de cortar la mano en público a los que asi se apoderan de lo ageno, bien seguro es que no se hallaría una moneda falsa para un remedio.

La opinión pública en los Estados-Unidos sigue afirmándose en contra del tratado Johnson -Clarendon, y frecuentes meetings se celebran en que se admite la disyuntiva de una composición honrosa ó la guerra con los ingleses. Tanto pueden insistir, que vengan á las manos los pacíficos bretones, porque pensar que paguen las cuentas del Gran Capitán que les presentó Sunner es pensar que los asnos vuelen.

Es muy curiosa la diversidad de opiniones acerca de los efectos de la abolición de la esclavitud, consignadas en documentos oficiales de cónsules ingleses en aquel territorio. El de Savannah comunica al ministro de estado de Inglaterra, que la situación agrícola de Georgia es precaria y miserable desde la abolición; que el negro libre interpreta la libertad por exención del trabajo; que siendo inútiles, indisciplinables y perezosos, la raza se extinguirá probablemente. El de Nueva Orleans por el contrario, informa que hay pocos plantadores en el Sur que quieran volver al sistema antiguo, aunque pudiesen valerse de esclavos, y que el trabajo libre no sólo es mas productivo, sino que va mejorando la condición moral y social del negro. ¿A quién creeremos?

Una de las grandes ventajas de la conclusión del camino de hierro del Pacífico es favorecer la inmigración de chinos en los estados de América, que ya desde 1867 era muy notable. Parece que se ha formado una asociación de eminentes hombres políticos para fomentarla y extenderla hasta los estados orientales de América, en donde una casa ha enviado ya agentes para contratar nada menos que 50,000 habitantes del celeste imperio, destinados á trabajar en los estados del Sur. También se trata de ampliar la inmigración á mujeres chinas, de las cuales han llegado ya el mes anterior á California sobre unas 1,250. En punto á trabajó han adquirido los chinos gran concepto en esa misma empresa del camino de hierro, cuyo extremo de California fue obra de sus manos, compitiendo con los trabajadores americanos é irlandeses, y llevándose la palma sobre los blancos no sólo en buen orden y moralidad, sino en actividad y diligencia. Dícese que el hecho de haberse colocado en un sólo dia diez millas de rails asombró á los empresarios é ingenieros.

Del Japón hay noticias muy interesantes, como que nos relatan los cambios fundamentales que se están verificando en su constitución. ¿Quién podría imaginarse que se hablara de parlamento, de constitución y de libertades en territorios donde siempre dominaron déspotas? Hoy, sin embargo, se reúnen los nobles en concilio para establecer la constitución futura del estado, bajo la presión de la opinión pública que anhela destruir los privilegios y derechos de los Daimios ó príncipes independientes, y concentrar los poderes naval, militar y civil en el Mikado ó emperador. Sólo de esta manera se abrirá todo el territorio al comercio exterior y se consolidará el gobierno japonés dividido por la existencia de tantas principillos que lo debilitaban é introducían la confusión y la desconfianza. Entre los artículos del reglamento de la cámara popular que se abrió á mediados de abril último, hay uno que prohíbe la peroración improvisada.

Nicolás Díaz Benjumea.