Revista de la semana del No. 27, 1869

​El Museo Universal​ (1869)
Revista de la semana del No. 27, 1869
 de Nicolás Díaz Benjumea


REVISTA DE LA SEMANA.


P

or fas ó por nefas Francia va logrando salir del indiferentismo en que dormía últimamente. La Linterna fue verdadera precursora de la iluminación general del cuadro político; pero desde las elecciones acá es cuando ha despertado por entero el emperador todo se vuelve querer hacer entender por discursos, proclamas y epístolas lo que tiene allá en su mente, que no es nada ménos que conciliar la existencia de un poder fuerte con instituciones liberales; género de argamasa que no entra en la cabeza de ningún arquitecto político. La verdad es, que para ser emperador y tener por tantos años fama de hombre grande es preciso haber hablado muy en turbio y con frases muy tornasoladas, porque en la fiesta del Campo de Chalons, donde por animar á los soldados quiso hablar más en francés y con mayor claridad, diciendo: ¡Soldados, guardad en vuestro corazón el recuerdo de las batallas de vuestros padres y el de aquellas en que habéis peleado, porque la historia de nuestras guerras es la historia del progreso de la civilización; con licencia de su magestad imperial, podría oponérsele, que eso queda allá para las tribus salvajes: pero entre hombres civilizados, la paz, y la actividad en las ciencias, las artes y la industria son los verdaderos agentes del progreso. De seguro que con todas sus tendencias militares, ha ganado más el emperador protegiendo industrias, alentando y premiando artistas y poniéndose á la cabeza de las grandes empresas, que no con sus campañas militares.

Sin ir más lejos, durante los motines en París, ha examinado nuevos modelos hechos por un ingeniero del puente colosal que se proyecta construir entre la costa de Francia y de Inglaterra. Si se han de atravesar los Alpes dentro de poco ¿por qué no el Canal de la Mancha? La cuestión es puramente de ciencia mecánica. Cuantas personas competentes se han ocupado en esto, declaran el proyecto practicable, aunque díficil y costoso. La distancia más corta entre una y otra margen del Canal es de veinte y una millas. En esta se ha de poner á gran elevación una colosal estructura por debajo de la cual puedan pasar los buques de más alto bordo, y con la rigidez necesaria para que un tren de pasajeros ó de mercancías atraviese á gran velocidad sin producir apenas flexión. Lo que parece más dificultoso es que se encuentren capitalistas que quieran imponer sus fondos en un banco tan raro como el lecho del mar, si bien los que se aventurasen podrían hacer un gran negocio, visto que por una y otra parte se abstienen millones de personas de viajar por temor al mareo.

En Inglaterra poco es el interés político de actualidad. Lo que vemos es que andan todos muy solícitos en festejar al vi-rey de Egipto y en festejarse ellos mismos con regatas, conciertos y espectáculos de todas clases, como que ya toca á su término la estación.

El príncipe de Gales ha presidido una reunión de ilustres profesores en ciencias para acordar la manera de erigir un monumento al profesor Faraday. Entre los asistentes se hallaba Mr. Dumas que pronunció una especie de panegírico, exponiendo que el genio de Miguel Faraday se distinguía por lo original y profundo, asi como por su tendencia a la aplicación de las ciencias á la práctica y utilidad de la vida. Citó entre sus descubrimientos su condensación de gases en líquidos, su manufactura de acero y de cristal, sus corrientes magneto-eléctricas, que ciñen el orbe en los alhambres telegráficos y su luz magneto eléctrica usada en los faros más importantes de Francia y de Inglaterra. El monumento será colocado en la catedral de San Pablo, y la suscricion pública se admite en varias oficinas públicas y privadas, contándose entre las primeras el Banco de Inglaterra. La admiración hácia este sabio es extensiva a los franceses, pues sabido es qué en París hay una calle que lleva el nombre de Faraday.

Los Estados Unidos son incansables en su papel de dejar al mundo estupefacto en materia de excentricidades y novedades. La última es la de una jóven de veinte y seis años, viuda, á quien la iglesia metodista de Nueva York ha concedido licencias de predicar en los templos. En su primer sermón se presentó en el pulpito con su cabello prendido á la última moda, vestida de negro con collares de azabache en su niveo y torneado cuello y una hermosa cadena de oro pendiente de su cinturón asimismo negro. Sus grandes y hermosos ojos azules brillaban con una especie de resplandor celestial y su noble y bien formada cabeza se mantenía magestuosamente elevada mientras leyó e Evangelio de San Mateo. Los periódicos elogian su oratoria y su unción y la gracia con que eleva la viudita su pequeña y blanca mano y sus torneados dedos hácia el cielo, golpeando después con energía sobre la baranda del pulpito. Ya no le queda á la mujer barrera que traspasar en el nuevo mundo, habiendo señoras diputadas, médicas, letradas, militaras, y predicadoras. ¿Qué dirán á esto los que aun se empeñan en negarles el alma y condenarlas á los fregados y barridos? Verdad es que se escapan por la tangente respondiendo: esas no son mujeres sino mari-machos, naturalezas hombrunas, y degeneraciones más bien que perfección del sexo.

De Alemania no diremos que falten noticias políticas. Nada menos qué eso, pues no hay nación mas parlamentaria que la dirigida hoy por el conde de Bismark. Sólo que son noticias de diversa índole. Raro es el dia que no se cierre ó se abra allí un parlamento de los muchos que hay, de suerte que S. M. el rey, con sólo dar la bienvenida y despedida á los diputados, tiene harto en qué entretenerse la mitad del año haciendo y pronunciando discursos.

Su Santidad Pió el Grande, pronunció una alocución en consistorio secreto el 23 del pasado, en la que lamentó la posición de la Iglesia católico-romana en Austria, Hungría, España y Polonia; «Roguemos constantemente al Padre de las Misericordias, dijo el venerable Pontífice, para que los traiga del camino de la perdición á las sendas de la justicia, coronando á la Iglesia con el laurel de nuevas victorias.

Aunque ha habido algunos alborotos en Milán, la tranquilidad recobró su imperio, y noticias de varias capitales de Italia quieren presentar el reino en paz y concordia, merced á la actitud de la población y á la vigilancia de las autoridades. Las de Milán impidieron la colecta por suscricion pública en favor de las personas lesionadas en los recientes alborotos, y disolvieron la sociedad llamada de Veteranos de las campañas nacionales, por considerarla perjudicial al mantenimiento del órden púbico. Entre tanto Garibaldi se ha resuelto á cambiar su retiro de Caprera por la bulliciosa capital de Inglaterra, donde obtuvo no hace mucho la mas brillante recepción que se haya hecho á un mortal en los modernos tiempos. Mazzini, á quien también se supone de vuelta en Lóndres, ha escrito á sus secuaces quejándose de que se pierde el tiempo, de que no hay unidad de acción, y asegurando que la época es de madurez completa para hacer á Roma capital de la Italia. Como quiera que la pinten los unos y la describan los otros, la situación de Italia no es nada a tranquilizadora ni agradable. Motines, asesinatos, acusaciones que lastiman el carácter y reputación de los legisladores, y raciones fomentadas de continuo por hombres ís é influyentes, son las nuevas que de dias á esta parte se reciben, no muy propias para asentar sobre ellas gratos vaticinios.

Entre nosotros el actual movimiento político es tan veloz, que la habilidad del mas diestro cronista es impotente para indicar al pormenor los accidentes, saltos y tropiezos que lo distinguen y caracterizan á cada instante. Dios nos libre de entrar en este laberinto. Mas adelante, y estando los hechos á distancia se podrá formar una idea de la trabajosa elaboración por que vamos pasando; pero pensar que en la fuga y excitación presentes se pueda formar juicio sólido, es pensar en lo excusado. Apenas hay lugar para leer lo mucho que se habla y lo mucho que se escribe, cuanto menos tiempo para poder juzgarlo. « 

Por fin tuvo lugar el domingo pasado la última conferencia tantas veces anunciada, en el Paraninfo de la Universidad, con asistencia de gran número de personas, principalmente del bello sexo. Hablaba el señor don Emilio Castelar, y unido á esto el aliciente de practicar una obra de misericordia, hizo que el local espacioso fuese pequeño, según era el deseo en las clases todas de la población de escuchar al elegante orador y de contribuir al beneficio de los pobres asilados en Aranjuez y el Pardo. Además de la fácil y galana cuanto entusiasta y fascinadora elocuencia de incansable diputado republicano, amenizaron la sesión lecturas de varias poesías hechas por los señores Aguilera, Bastillo y Silió y Gutiérrez, con las cuales y un breve discurso de despedida pronunciado por el señor rector don Fernando de Castro, se suspendieron estas agradables é instructivas lecturas hasta el próximo otoño en que volverán á reanudarse las tareas con una solemne fiesta literaria en honor de Cristóbal Colon, parecida á la que en 23 de abrise celebró en el Senado para honrar la memoria de Cervantes.

Y ya que de Cervantes hablamos, debemos hacer mención de un trabajo eruditísimo publicado en La Revista de España por el señor don Cesáreo Fernandez Duro, con el epígrafe de Cervantes, Marino: y en el que se recaba para esta arma el honor de haberle contado entre sus miembros, apoyándose no solo en las noticias que tenemos de sus servicios por mar, sino en la afición y conocimientos náuticos que demostró en numerosos pasajes de sus obras.

Entre las varias publicaciones que actualmente se anuncian, figuran los Cachivaches de Antaño, de señor don Roberto Robert, diputado de las Constituyentes. En el prólogo de esta obra hemos visto uno de los rarísimos ejemplos de franqueza y sinceridad en un autor, pues confiesa que su libro no es para andar en manos de los tímidos, asustadizos y timoratos, sino en las de personas cuyas opiniones estén á prueba de bomba y de metralla. Por de contado que los cachivaches son personas, instituciones sociales y políticas, preocupaciones, supersticiones y errores que la sociedad rejuvenecida y los hombres ilustrados, han abandonado ó continúan relegando á los rincones de la historia como los muebles viejos é inservibles de una casa se arrinconan en desvanes y buhardillas. Bueno es que todo salga á la colada en tiempos de libertad, y aun muchas cosas que nos cautivan hoy, tendrán dentro de un siglo otro rebuscador que las saque de entre telarañas y las exponga á nuestros biznietos como apéndice á la serie de Cachivaches de Antaño. Asi anda el mundo, y no hay que pensar en usos nuevos.

Nicolás Díaz Benjumea.